¿Oyes el sonido profundo de la propia vida?

MENSAJE A MI LECTOR:

Para que encuentres sentido a mis palabras, te sugiero que las leas con el orden que las escribí... consulta el archivo.
Aunque siempre puedes elegir las etiquetas. Tú decides.

Gracias por la visita.

Gracias por la visita.
Vuelve cuando quieras... te espero.

miércoles, 30 de julio de 2008

Topo Gigo nos manda a la cama...

A dormir...

Hoy me despido con más cositas del pasado... ¿a que es delicioso?
jejejeje
Te deseo lo mejor, como siempre... y mucho más.
Laia.

Muy buenas noches...

Muy buenas noches.
Laia.

¡AZÚCAR...! (566)

Oye como va mi ritmo...

¡AZÚCAR!
Laia.

El tiempo ríe si te estás riendo...

El tiempo...

El tiempo para pensar, para saber, para entender, para jugar... para querer...
Laia.

Miro a la luna...

Mientras espero que los minutos caigan despacio y con avaricia, miro a la luna... no me asusta, me gusta mirar al cielo de noche. Y me imagino en lo alto de una montaña, envuelta en una manta suave que huele muy bien, con los pies descalzos sintiendo el frescor de la hierba... oyendo el descanso de las flores, de los árboles, notando cómo crecen y como susurran... Sabiendo que, a poca distancia, hay manantiales fluyendo y gente durmiendo en una tienda de campaña, junto al fuego...
Mientras espero que el tiempo pase a su ritmo, yo me preparo para vivir el devenir del tiempo.
Hoy ha sido un día amable. Me siento bien y me voy a la cama a soñar. A soñar con los sueños que se tienen cuando tu vida es un sueño de claroscuros y dudas, cuando la vida, en sí misma, es un sueño por soñar...
Laia.

Las horas pasan despacio...

Quiero manipular las horas para que vayan más deprisa... pero no puedo.
Aunque, creo que lo consigo cuando me acuesto, pues sueño que las agujas se mueven hacia adelante hasta que yo las detengo... y se paran justo en un momento que recuerdo, en un instante que deseo, en un minuto alejado en el tiempo...
Un recuerdo que no tengo, un deseo que sospecho, un minuto que aún no ha transcurrido...
Sería maravilloso saber de lo que estoy hablando...
Laia.

lunes, 28 de julio de 2008

Buenas noches y buenos sueños...

Hoy te doy las buenas noches de una forma especial...

Cuando yo era pequeña, en cuanto veía a la familia Telerín, sabía que era el momento de decir "buenas noches" lavarme los dientes y de ir a dormir...
Las niñas de la época teníamos cuadernos, camisetas, etc. con la cara de alguno de ellos pero a mi, me gusaba Cleo, la mayor.
Que las fuerzas del Universo acunen tus sueños...
Laia.

Los ejes de mi carreta...

Ya se ha hecho costumbre dejar varios vídeos...

Saborea despacio la cadencia de esta voz y lo que dice...
Lia.

Una lágrima furtiva...

Sólo una furtiva lágrima...

Aquí te dejo esta maravilla de voz y de canción... para mi, Alfredo Kraus, era casi el mejor...
Laia.

El verano...

Bueno, ya estamos casi en agosto... el verano llega a su punto álgido y, como cada año, lo paso fatal. El calor no me gusta, me baja la tensión, me pone de
mal humor y me siento más gorda que nunca... y eso que
no voy a la piscina ni a la playa... las manos hinchadas, los tobillos también... ufff... ¿qué voy a hacer cuando mi amiga, la que me da los masajes de shiatsu se vaya de vacaciones? Se va con su familia a Méjico así que, no tengo más remedio que irme con ella... jejejejeje
No, yo tengo otros planes, ya lo sabes. Y estoy deseando que llegue el momento de ponerlos en marcha. El cumpleaños de SeñorSíSeñor es el seis de agosto así que, el siete se irá a su pueblo, con su mamá y su hermanita... después, yo me pondré en marcha...
Laia.

Ceramista...

Tampoco te he dicho que soy artesana del barro, ¿verdad? Bueno, aficionada con mucho interés de aprender y producir... y no se me da muy mal... la lástima es no tener la posibilidad de usar mi propio horno. Eso me limita mucho. Para compensarlo, voy a clases de escultura y así, de vez en cuando me cuecen también las cosas que hago en casa...
En Escocia, en una exposición, vi una gordita tan preciosa, que la fotografié y después la reproduje en casa. Ya sé que es mejor no copiar pero, es tan bonita, que no pude reprimirme... ahí la tengo, en una estantería de casa, junto a un trofeo que me dieron hace años. Premiaron mi esfuerzo y el resultado conseguido con un grupo de enfermos mentales. Les daba clase de cerámica, aunque esa era la excusa pues, en realidad, lo que hacíamos era terapia psicológica para que se aceptaran entre ellos, se respetaran y aprendieran a tolerar en ritmo vital de cada uno. Tengo el gran honor de haber estado con ellos algo más de tres años, durante los cuales aprendí de ellos tanta humanidad y ternura que volvía a casa exhausta. Fueron los mejores años de mi vida, sin duda. Cuando lo recuerdo, me siento muy bien. Las etapas acaban así que, llegó el momento de dejarlo porque conseguí en trabajo que quería. Lo que viene después, te lo cuento otro día...
Laia.

domingo, 27 de julio de 2008

¡A pedir...!

¿ Nunca te he hablado de mi amor por Egipto? Puede que no porque los motivos de la creación de este blog, como ya sabes, eran otros. Lo que me pasa con Egipto es algo muy especial, te lo contaré...
No necesito leer sobre Egipto, no necesito conocer hasta los últimos detalles de su cultura, de su historia, de sus faraones... Lo único que necesito es IR... volver "a casa" como vuelves en Navidad a ver a tus padres, a tus hermanos, a tus amigos... tengo la sensación de haber pertenecido a aquella tierra e, incluso, a veces tengo imágenes raras que me vienen a la mente y que, más tarde, cuando veo algún documental o hablo con mi amiga egiptóloga aficionada, le encuentro un sentido lógico desde la intuición. Ya sé que no es una explicación racional pero es lo que siento. Exactamente igual que me pasa con todo lo relacionado con los indios nativos de Norteamérica y con Escocia. El calor me aplasta y me dan miedo los problemas de atentados contra turistas como a todo el mundo, etc. pero, no me moriré sin ir... algo me atrae, algo me llama, algo me espera... tengo que volver...
En Escocia, lugar que tengo la alegría de conocer un poquito, me pasé la mayor parte de los días llorando... y no entendía por qué... era una emoción fantástica, apabullante, muy fuerte y emotiva. Cuando hicimos la excursión a las tierras que defendió William Wallace, no pude ni hacer fotos porque la cortinilla de lágrimas no me dejaba... supe que había vuelto a
un lugar importante en la memoria ancestral de mi alma... algo parecido me pasó en Notre Dame de París. Hasta oí el órgano... ¡no te digo más! Y me hinché a llorar, no podía parar, una congoja me aprisionaba la garganta y casi no podía respirar... después me dijeron que era casi imposible que hubiera oído el órgano pues se usa sólo en momentos muy especiales. En fin, no sé... son cosas que me pasan...
Un sueño conseguido: ir a Escocia.
Segundo sueño conseguido: ir a Jordania (por Petra, aunque la "necesidad" no era la misma)
Me quedan otros dos: ir a Egipto y a una reserva india, a poder ser, cerca de Dakota del Norte.
¿Será por pedir? jejejejejeje
Ojalá se me cumplan...
Laia.

Amanece...

Amanece.
Buenos días.
Laia.

Sonríe...

Laia.

Acércate por aquí...

Esta noche te dejo una canción que también es parte de mi infancia...

KUMBAYA...
La versión que cantábamos era en catalán, cuando salíamos de excursión y sobre todo cuando, por la noche y ante una enorme hoguera, descansábamos del día trepidante al que nos sometían los monitores, en aquellos campamentos y colonias que tanto me gustaban y de los cuales, aún conservo infinidad de sensaciones, aprendizajes y costumbres.
Laia.

Mis sensaciones más arraigadas...

























Algunas de las sensaciones que mi alma lleva en bandolera...
Cruzadas sobre el pecho, como un bolso bonito, antiguo y del que no quieres desprenderte.
La primera es una vista panorámica de mi pueblo, desde la montaña donde la Vírgen de Queralt quiso aparecerse... es ahí donde está el Monasterio y donde me casé, como casi todas las chicas de Berga.
Las demás imágenes son encontradas en internet pero simbolizan lo que siento.
Espero que te gusten.
Son el reflejo de mis recuerdos más enraizados en la infancia.
Laia.

Mis hermanos...

Mis hermanos... dos chicos y una chica... dos parejitas... una mayor y otra joven... los pequeños llegaron cuando yo tenía catorce y dieciséis años respectivamente. Los adopté de inmediato y me dediqué a ellos en cuerpo y alma... eran preciosos y listos, eran mis muñequitos y la prolongación de mis ideas, de mis planteamientos ante la vida... con ellos comía, dormía y vivía. Sin ellos, no podía imaginar cómo respirar... así de fuerte era lo que sentía. pero, llegó a nuestras vidas SeñorSíSeñor, y de esa manera, casándome, me fui lejos de ellos...
Mi madre estuvo celosa de mi durante algún tiempo pues, aún casada y muy lejos físicamente, seguían haciendo lo que yo les decía, por supuesto, siempre explicándoles los motivos de por qué se hacía una cosa y no otra... siempre les dije que, cuando los niños se hacen mayores, si han aprendido a serlo, casi siempre saben lo que tienen que hacer... en fin, que eran dos trocitos de cielo. Mi cuarto hermano, el que va detrás de mi y con el que formamos la parejita mayor (y tanto, él cincuenta y yo cincuenta y dos), también he tenido unas vivencias únicas y preciosas. Pero él, ha decidido no proporcionar a esta familia, la ocasión de rememorar viejas historias...
Laia.

Mi familia... (555)

Mi familia... cuatro hermanos (dos mayores y dos mucho más pequeños) y un abuelo viviendo con nosotros. Y unos padres que salían a bailar, al cine, se reunían con sus amigos, celebraban fiestas... como les iba bien pues tenían un negocio próspero, se pudieron comprar una de las primeras televisiones que se hicieron. El hombre que la hizo aún vive y la tienda también existe... eran aparatos artesanales que no tenían marca... éso, vino después. Recuerdo los partidos de fútbol en el comedor de mi casa, la que se hicieron ellos con esfuerzo y sacrificio. Parejas de amigos se reunían y traían a sus hijos, claro, cosa que a mi me gustaba mucho porque así tenía con quién hacer de maestra, a quién contarles mis historias inventadas sobre la marcha... recuerdo aquellos años con ternura, con calor, el que despedía aquella estufa de hierro con tubo hacia el exterior a través del techo y a la que debíamos temer pues, más de una vez nos acercamos demasiado y sufrimos las consecuencias.
La casa era grande, creo que ya he hablado de ella en otro momento, y recuerdo también los arcones de maíz, los pollitos recién nacidos, las gallinas revoloteando por los rincones, las arcas con la ropa vieja y antigua, los muebles que ya no querían...
Mi infancia fue feliz, si. Y llena de detalles bonitos que, en aquellos tiempos, no me gustaban tanto, como las braguitas de tela con puntillitas que me hacía mi madre, a juego con los vestidos. Y los sombreritos que se empeñaba en ponerme... y los guantes blancos y los calcetines con volantitos diminutos... ¡vaya vida aquella! ¡Qué bonita!
Laia.

Mi madre...

Mi madre era guapa y lo sigue siendo... es una ancianita de las que te apetece abrazar y contarle cosas... tiene la cara marcada por la viruela y unos dientes iguales y sanos...
Es muy inteligente y, si hubiera nacido en otra época, hubiera hecho muchas más cosas de las que ha hecho. Con treinta y cinco años quiso aprender a leer y a escribir. Se sentaba conmigo a hacer las tareas de lengua, de matemáticas... y no se sentía humillada sino más bien, orgullosa de aprender y saber algo más... sus amigas la desanimaban pues, por aquellos tiempos, pocas mujeres sabían leer y escribir y, en realidad, la mayoría inmensa de ellas pensaban que era algo innecesario. Tuvimos que mudarnos de pueblo y el proyecto se quedó inconcluso pero, hoy día, aún recuerda cómo juntar las letras y cómo anotar un recado... necesita un metro de papel para hacerlo, pero lo hace... ¡menuda vida ha vivido! Digna de toda una novela, una de aquellas que mi padre le leía allá por los años felices de mi infancia...
Laia.

Mi padre...

Mi padre, con su puro y su bigote, con su pelo dorado y su tupé bien peinado. Serio, formal y cabal. Muy trabajador, demasiado, exagerado...
Un hombre sin recursos sociales, sólo sabía sentir y callar... no sabía contar un chiste, no sabía explicarse sin ponerse nervioso... un día, en la inauguración de un bar- restaurante que hicieron, después de la charla de rigor del alcalde y del cura, él se quedó callado y no supo qué decir. Pero ése era mi padre, con sus cosas buenas y sus cosas malas, como todo el mundo. Quiso a mi madre con locura. La cuidó y la mimó durante muchos años. Le hizo regalos, le dio sorpresas, la llevó a sitios bonitos, la hizo sentirse como una mujer en todos los sentidos... con pellizquitos, con confidencias, con complicidades... yo los oía a veces cuando estábamos todos en la cama y, como ya desde pequeña he tenido esta tendencia a no dormir de noche, escuchaba a mi padre durante largo rato leerle novelas a mi madre. Y también les oía cuchichear y reirse... en fin, ellos tenían su intimidad y la disfrutaban pero, llevan dieciseis años divorciados...
Laia.

sábado, 26 de julio de 2008

Buenísimas noches...

Laia.



Lo que siento, en la voz de Chavela...

Chavela... para materializar lo que siento... aunque sólo tiene sonido, he elegido esta versión porque su voz es fantástica...

Sin despecho: ojalá que te vaya bonito...
A todos.
Laia.

"Te solté la rienda"

Me gustan mucho las rancheras... mi padre las cantaba muy bien y me pasé la infancia oyéndolas y viendo cómo emulaba los gestos de sus ídolos mexicanos. Mi madre y él vieron todas las películas de la época.

"El Rey" es la que más cantaba. Familiares y amigos le pedían que lo hiciera porque, realmente, lo hacía igual que Miguel Aceves Mejía.
Sin embargo, ésta es la que me parece más oportuna para el momento que estoy viviendo.
¡Va por tí papa!
Tú también tuvíste que tomar tu propia decisión, dura y dolorosa.
Laia.

Besos para tí...

Laia.

Que el corazón empuje...

Una imagen bonita para desearte feliz fin de semana.
Que todos los seres fantásticos del Universo te cuiden y te ayuden a ser feliz.
Pero sobre todo, que sea tu empeño el que empuje tu corazón.
Laia.

¿Voy muy lenta?

Voy muy lenta...
¿Demasiado?
Tengo la sensación de que voy a pasitos muy cortos, aunque hace unas semanas creía que las cosas se estaban poniendo en su sitio... pero sí, se están poniendo, ¡caramba!
No voy a flaquear ni a dudar un segundo.
Las cosas, van bien.
No van como me gustaría que fueran, pero van bien.
Laia.

Consuelo...

Según voy andando, en el camino me encuentro otro árbol donde dejar mi deseo...
Y, es mi deseo, porque lo necesito, un poco de consuelo.
Alivio para el dolor. Y, no es que me encuentre en la situación de tanto tiempo atrás, pero me siento mal. Puede que sea más posesiva de lo que me imaginaba. Y puede que la dependencia sea mayor de lo que creía pero, cuando pueda saborear la liberación que supone mi decisión, será mucho más fácil. Mucho más gratificante. Porque, hoy, todavía me siento culpable...
Culpable de no haber sabido hacer de mi matrimonio algo aceptable...
Son las secuelas de la educación que me dieron. Bueno, que nos dieron a las niñas de mi generación, claro. La mujer debía ser abnegada y sumisa y por supuesto, con una amable sonrísa en la cara y dispuesta siempre a disculpar y defender las posturas machistas.
Pues yo no soy así.
Laia.

Mañana de compras...

Mañana por la mañana me voy con una amiga a Madrid a comprar unas cosas. Temprano. No podré hacer la comida así que, se lo tendré que decir. No creo que ponga ningún problema pues, en el fondo, le gusta hacerse el mártir y, para su machismo, dejarle con el encargo de hacer la comida porque me voy "por capricho" es un motivo para sentirlo. No me importa. En realidad no me importa nada de lo que está pasando, de una forma racional pero, en lo emocional, ¡Dios, como duele romper con el pasado! Pero, si lo miro con más calma, veo que no se puede perder algo que nunca se ha tenido. Ahora, cuando le he pedido que me dejara el ordenador he visto que estaba hablando con alguien por el móvil y, cuando he venido, se ha despedido. No insinúo nada, sólo digo que, sea cual sea la verdad, le encanta hacerse el importante. Ya me gustaría poder decirle que deje de hacer el idiota pero, mi boca está sellada. Para bien y para mal.
Laia.

Viviendo el bajón...

Después de la subida... viene el bajón... hoy me siento muy triste. He ido a buscar los billetes para mi viaje y no he podido evitar sentirme sola en el Universo. Sí, ya sé que no es cierto y he de dar gracias a Dios por ello pero, así me he sentido. Hace una semana, como en los últimos veranos, le envié una carta por correo electrónico a SeñorSíSeñor en la que le reiteraba lo mismo de siempre pero esta vez, le digo que no espero respuesta por su parte, que ésto no tiene solución y que si lo que quiere es hacer su vida sin dar cuentas y que yo haga la mía sin "calentarle la cabeza" que muy bien, así sea. En fin, sin reproches pero lamentándome de tantas cosas... y, efectivamente, no ha habido ninguna respuesta por su parte. También le decía que no quiero hablar ni acercamientos ficticios que duran un suspiro para volver a empezar el mismo círculo de siempre, para llegar al mismo punto pero más cansada, más harta y más hundida... y, como digo, su respuesta ha sido el silencio... una vez más. Llevo la semana tranquila asumiendo mi nueva realidad. Pero hoy, estoy muy triste. Como dice el poeta, hoy podría escribir los versos más tristes...
Pero ya tengo los billetes en el bolso y sé que me lo voy a pasar muy bien. Tengo el apoyo de mis hijas y de buenos amigos que me quieren. Además, Laura también aportará su propia experiencia para ayudarme a estar más alegre. Bueno, es cuestión de acostumbrarse a mi nueva vida. Y todo no va a ser malo sino más bien, será amable, porque estoy creciendo y poniendo los cimientos para vivir intensamente los años que me quedan. ¡Que espero sean muchos! Jejejejeje.
Voy a dejarme llenar de esta pena para aceptarla y después poder superarla. Tengo que conseguir poner una sonrisa en mi cara pues, cuando entro en casa, la pierdo.
Laia.

viernes, 25 de julio de 2008

Felices y dulces sueños...

Laia.

Hoy, una canción de Raphael...

Una canción muy bonita en la voz impresionante de Raphael.

Este vídeo es parte de una de sus películas.
Raphael, toda una institución musical en España y en el mundo.
Laia.

Otra película dura...

Esta noche quiero dejarte otra sugerencia...

Así empieza "Osama" una película brutal pero que, a mi juicio, hay que ver.
Se trata de la historia de una niña que, para poder sobrevivir en un mundo de hombres, ha de hacerse pasar por un niño.

Es triste, lo sé, pero es la realidad que tenemos en el mundo...
Te la recomiendo.
Y no creas que no me gustan las películas divertidas...
Laia.

¡Más miel!

Hoy, mientras vivía, me dí cuenta que soñaba... y mis sueños dibujaban una cara dura, ancha, casi oscura y con ojos grandes... no tuve miedo...
Hoy, mientras me daba cuenta de que soñaba, viví una extraña experiencia: al poner mis ojos sobre el suelo descubrí, que andaba sobre flores de nostalgia...
Ayer y no hoy, supe sin saber cómo, que las sombras que imagino cuando vivo y cuando sueño, son manchas de cariño que otros me han dejado...
Mañana o quizás después, alguien me dirá dónde encontrar más miel...
Laia.

Un campo de amapolas...

Hoy, en la penumbra de la tarde y escondida tras la cortinilla para refugiarme del sol, soñaba con un barco navegando sobre un campo de amapolas... el timón era el tallo de un geranio, para que apartara las moscas y los mosquitos que vienen a quitarme sangre sin pedirla... la vela, sencilla blanca y olorosa, el pétalo ondulado de una gardenia... el poco viento la movía despacio para no romperla, cosa que el cielo agradecía... en la penumbra de la tarde, soñé que navegaba y el mar ya no me asustaba...
Laia.

Un buen día...

El vicio de escribir me ha traído hasta aquí... las manos vienen solas y los pensamientos se alegran... me encantaría tener un despacho aunque fuera chiquito con una mesa lustrada y lustrosa y una bonita escribanía... ¿ya te he hablado sobre ésto? Puede ser. Pero no me importa repetirlo... me gustaría no escribir en el cuarto de la tele, de la plancha, de los líos y de los enredos... un sitio que solo fuera para mi y para aquellos que yo invitara... donde poner flores en los rincones y amuletos colgando del techo... un sitio de color verde y de color granate, con azul marino y marrones... una burbujita libre de malos rollos y llena de sonrisas y entusiasmo. Un rincón que oliera a incienso, a rosas y con un sillón de orejas que me invitara a la siesta. Donde pudiera juntar y ordenar todos mis libros, que son muchos, para ejercer de bibliotecaria...
Pues sí, aquí estoy, para decirte que he pasado un día maravilloso junto a mi hija.
Te voy a decir un secretillo: le he dado la dirección de este blog para que entre cuando quiera.
No sé qué pensará cuando lo haga pero, ya me siento fuerte y, como lo que he contado aquí, al fin y al cabo, ellas lo han vivido de alguna manera, pues me he decidido a hacerlo.
Supongo que, a no tardar mucho, se la daré también a mi otra hija...
Laia.

jueves, 24 de julio de 2008

¿Cómo quieres que te quiera...? (530)

Son las dos y media de la tarde así que, no es de noche...

Pero aquí estoy, para poner una canción que he descubierto hoy.
Es Rosario Flores...
SeñorSíSeñor se ha ido a comer con sus compinches, una vez más, sin dar ningún tipo de explicación. Yo me voy con mi hija. Ya he recogido la casa, me ducho y me voy.
Laia.

miércoles, 23 de julio de 2008

Besitos...


Si no nos vemos antes, que pases una semana estupenda.
Felicidades a raudales.
Laia.

Dueto sin igual...

¿No es maravilloso ésto? Aún sin saber lo que dicen...

Me pasé la infancia oyendo estas músicas y viendo sus películas...
Laia.

Perfidia...

Una más...

¡Qué bonita!
Laia.

¡Hola...!

Una más... y es que, es difícil parar...

¡A dsifrutar!
Laia.

Otro delicioso sonido...

Otra descomunal canción... otra columna de la música mundial...

Un delicioso sonido que, espero, no haya repetido... jejeje
Empiezo a no recordar los vídeos que he publicado.
Laia

Matilda...

Me encanta esta canción... ufffff

Harry Belafonte era genial.
¡Me gusta muuuuucho!
En muchas partes, como en EEUU, miman a sus ídolos, pero nosotros los castigamos por su éxito, por su vida... no soportamos su actitud de "divos" y los mal llamados y peor formados periodistas de pacotilla que pueblan las tierras de España, se empeñan en sacar todos los trapos sucios que, la inmensa mayoría de las veces, sólo son intimidades que debería quedarse ahí, en la intimidad.
Laia.

Mi Kay...

Como hablo mucho de mi perrita Kay, aquí te la dejo, para que la conozcas.
Ayer empezó con el celo y lleva sus braguitas y su salvaslip y va todo el rato detrás de mí porque no se siente bien. Cuando la recogimos del albergue estaba tan malita, que la llevaba al veterinario y a la clínica en brazos y ella se refugiaba en mí con carita de pena. Si está mal soy su referencia así que, si la veo circular a mi alrededor ya me pongo a temblar...
El resto del tiempo se lo pasa durmiendo. Ahora sí, en la calle, le sale su vena macarrilla, y se enfrenta a todos los perros que se encuentra por grandes que sean.
Cuando la adoptamos tenía más o menos seis meses de los cuales, la mayoría se los debió pasar abandonada en la calle. Aún se pone histérica cuando ve una moto, por ejemplo, o con el palo de la fregona o el tubo de la aspiradora. Antes de abandonarla le debieron dar muchos golpes.
Pobrecita mía.
Laia.

Un bonito rincón de la costa española...

En este maravilloso sitio vive la familia de SeñorSíSeñor, ¿no es una pena que no pueda ir con libertad a disfrutarlo? En este lugar nació él, bueno, para ser más exactos, nació en una aldea que hay hacia el interior a pocos kilómetros, pero todo circula y circulaba alrededor de éste lugar que, a su vez, es una pedanía. Es un rincón precioso al que acuden multitud de extranjeros a pasar las vacaciones y, la mayoría, vuelven para hacerse una casa. Es un puerto pesquero pequeñito en el que, durante unos años, hasta los japoneses han venido a tirar sus redes. Pasar el mes de septiembre allí sería un sueño... pero sobran muchas cosas para poder cumplirlo...
Laia.

Conducir... (517)

Tengo el carnet de conducir hace treinta años y nunca he cogido el coche. Bueno sí, dos veces justo después de aprobar, cuando llevaba el provisional. Fue tan traumático y angustioso llevar a SeñorSíSeñor al lado chillando, dando ordenes contradictorias, criticando, burlándose, asustándome con su actitud... que nunca más lo volví a hacer. Y me encantaba conducir. Me viene en los genes... todos en mi familia conducen muy bien y desde muy jóvenes. Incluso tengo un hermano que hizo rallyes. Te juro que yo también lo hacía estupendamente pero... sin embargo, pensé que, ya que no podía hacerlo con SeñorSíSeñor al lado, lo debía intentar sola y así podría adquirir experiencia en algo que me gustaba tanto. Pero se negó en rotundo a dejarme el coche. Decía que lo necesitaba para ir al trabajo, cosa que no era cierta ya que podía ir perfectamente en el bús o en el autocar que la empresa ponía a disposición de sus empleados. Como seguí insistiendo y no "lo dejaba en paz" un día me dijo gritando que quería estar tranquilo en la oficina, sin miedo a que un día alguien le llamara para decírle que su mujer y su hija estaban en el hospital... ¡tócate los cataplines! Y se puso tan firme y contundente que ya no conseguí nunca tener la decisión necesaria para desafiarle y coger el coche. Me invadió el miedo y la superstición y, como por aquellos tiempos yo creía que él era casi un dios, lo tomé como una advertencia y desistí. Ahora me arrepiento, claro. Y mucho.
Tendré que retomar también este tema.
Laia.

Protagonista...

Me encantaría poder ser la protagonista de esta foto por unas horas. Con ese cielo a punto de descargar una fogosa tormenta, con esos pájaros huyendo a lo lejos y a los que se adivina gorjeando, esas piedras oscuras a causa de los siglos acumulados, ese aire que se respira húmedo y plácido... esa mujer contemplativa y bonita, recogiendo su ropa larga y sencilla...
Puedo imaginar los sueños, los pensamientos y qué clase de esperanza cobija esta mujer en su corazón... me es muy sencillo saberlo...
Sus manos reposan sobre la flada que se mueve por el viento, pero están tranquilas, así como su cabeza erguida y elegante.
Puedo imaginar a quién está esperando.
Quizás su hombre haya muerto muy lejos.
Pero ella, sale a buscarlo cada día mientras vive y disfruta de una naturaleza tan dura.
Oigo el latido de su corazón ante la esperanza...
Laia.

Serenidad...

Vengo a colgar otro deseo.
Estoy sentada es ese banco y encaro la LUZ con la mirada firme.
Siento que la suave fuerza de un sol cansado restablece la médula de mis huesos golpeados.
Un árbol grande y con un bonito lazo casi etéreo es el que cobijará hoy mi deseo.
Un deseo intenso de serenidad me empuja a suplicar a los hados.
Ojalá nos lo concedan.
Laia.

lunes, 21 de julio de 2008

¡Qué bonita canción!

Esta noche, sólo tengo ánimos para compartir esta canción.

Mis deseos más sinceros de felicidad.
Laia.

Sueños...

Sueños acumulados que quieren realizarse.

¡A por ellos!

Laia.