¿Oyes el sonido profundo de la propia vida?

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martes, 17 de julio de 2007

Solo, por el placer de volver... una vez más...

¿Qué estoy haciendo con mi vida?
¿Cuánto tiempo más voy a estar viendo pasar a la gente alegre, por delante de mi?
¿Dónde está escrito que tenga que renunciar a bailar? ¿Encontraré alguna vez una pareja?
¿Podré olvidar algún día esta sensación de fragilidad? ¿Me cobijarán?
¿Cuándo va a dejar de doler tanto?
¿Cuándo voy a poder olvidarlo todo?
¿Cuándo me regalarán bellas flores?
¿Cuándo se darán cuenta que estoy en la ventana? ¿Qué estoy haciendo con mi vida?

La calle en silencio...

La calle en silencio. Ni un coche, ni unos pasos, ni el ruido del semáforo... ni siquiera uno de esos aviones que en otros momentos me impiden oir el diálogo de una película...
Me asomo a la ventana. No hay nadie, ya lo he dicho... ni siquiera un coche se mueve allá a lo lejos, por la calzada de la autovía famosa...
La televisión está puesta. La puse yo hace muchas horas, pero no se oye nada. Ni el ronquido de un vecino, ni el silencio de un marido... SILENCIO.
Sólo unos latidos se oyen en la lejanía del cansancio... y son mios, son el palpitar de alguien vivo... pero de alguien cansado...
No se oye nada más. Y el sordo empuje del ordenador, que a veces parece un motor del siglo pasado... nada más, ya lo he dicho... y estoy cansada, que también lo he dicho. Mi calle solitaria y oscura, tiene una puerta muy antigua y muy cerrada, tanto, que la llave ya ni existe... no se oye nada, ya lo he dicho... y lo seguiré diciendo, porque, cuando no se oye nada, hay que decirlo.
Laia.

domingo, 15 de julio de 2007

Sólo por el placer de volver...



Sólo por el placer de volver a decirte, que me gusta jugar con fuego... ¿te imaginas que SeñorSíSeñor encontrara esta dirección y leyera mis secretos? Porque, aún hay pocos pero, ya van saliendo, ya... ¡Que le dén!

Ahora estoy haciendo bolillitos, solo que yo tengo una "torta" grande y redonda donde caben todo tipo de labores. Por el contrario, en el dibujo precioso que ilustra mi nueva entrada, sólo se pueden hacer puntillas, por eso es alargado...

Estoy acabando un foulard de hilo de seda negro para regalárselo a mi amiga Carmen. Falta poco para su santo, me tengo que dar prisa... Laia.

Esta noche... más secretos... ¡secretos!

Vengo de nuevo a decirte, ésta vez, que sueño en secreto con un nuevo amor al que no le importe decirme que me quiere y que necesita mi piel para vivir... Vengo a contarte lo que siento cuando imagino unas manos acariciando mis manos... Vengo a explicarte que no soy exigente, que me conformo con un poco de silencio compartido desde el cariño, pero sobre todo, me conformo con un poco de amabilidad, aunque nazca en la mismísima indiferencia. No aspiro a más. Aunque sueño con un amor tardío. Un amor para los últimos días. Un amor breve y conciso. Un amor para decir adiós...
Sueño con un amor más real que cualquiera pues, lejos ya de la ideal y romántica idiotez del enamoramiento juvenil, el amor será sin duda, si acaso alcanzo a comprobarlo, más real que el propio dolor que me empuja a él. Y quiero poner un poema para ilustrar lo que siento y el atrevimiento de haber contado mi sueño:
DARÍO, RUBÉN
AMO, AMAS
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con lo claro del sol y lo oscuro del lodo; amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
Laia.

Si del arpa suena la banda sonora de mi vida, de mis maletas caen las etapas que no he vivido...

El bagaje de mi vida, junto a la nueva banda sonora que me regala el arpa, acompaña mis movimientos al vaciar las maletas... ¡no quiero más caras que no son mías! No quiero seguir viviendo algo que no tiene nada que ver conmigo. Te voy a contar otro secreto. Muy bajito, para que no lo oigan los demás...
SeñorSíSeñor ha tenido, creo, un lío con alguien hace mucho tiempo. Y yo, en lugar de comportarme como debía, he perdido toda mi ventaja con idioteces infantiles y romanticoides. Esperaba su reacción de amor hacia mi y no comprendí que le estaba enseñando cómo eludir el tema. Lo puse sobre aviso de forma gratuita y ya no hubo manera de reivindicar mi dignidad. ¡La de tonterías que nos hace cometer el amor romántico! ¡Qué idiotez! Si volviera a empezar de nuevo, mammmma mía cuánto iba a cambiar. Bueno, no tengo ni la prueba ni la seguridad de que esto haya sido así pero te aseguro, que lo parece... en todo caso, me da igual. Pero no, si lo pienso fríamente, es sólo una impresión mía, nada más. Pero yo os cuento mi secreto: yo lo creo.
Laia.

sábado, 7 de julio de 2007

Mi nueva banda sonora...

El sonido que producen unos dedos entre las cuerdas de un arpa llena de rosas, nos deja el olor dulce de las notas y también el de las espinas clavadas en la piel del que se entrega a la creación... porque no hay nada que no cueste algo. Porque, no es posible el nacimiento sin dolor y sin sacrificio...
Hoy es uno de mis días nuevos. Recién nacidos, descubiertos y vividos con desconcierto pero, son nuevos y son bellos... ¡tengo toda la vida por delante! Y tengo que pensar lo que voy a hacer con ella, sin desperdiciar ni un segundo.
No quiero perder mi tiempo con quien no quiere compartirlo conmigo. Ya sé, querido lector/a que me lees, que es algo que, a mis casi cincuenta y un años, debería tener claro pero, no ha sido así.
Las cuerdas de este arpa, preciosas por lo valiosas, están tocando la nueva banda sonora de mi vida... y me gusta... y me hace ilusión...
No volveré a malgastar mi fuerza. He llamado a algunos amigos y estoy pletórica de ilusión pues, ¡no sé cómo podía dudarlo!, todos han reaccionado como si estuvieran esperando que les llamara. Como si nunca hubiera dejado de verlos. Como si no pudiera ser de otra forma...
Tengo mucha suerte. Soy muy afortunada. Dispongo de una gran riqueza... por eso algunos me envidian mucho. Ahora lo veo con claridad.
¡Hay que ver cuánto poder tiene la mente! A veces sus complicadas fórmulas nos llevan por caminos muy difíciles... ¡Con lo sencillo que es! ¿Para qué complicarnos tanto la vida? Es un deporte con muchos practicantes...
Pero yo he encontrado la forma de agrupar esas raíces y de no involucrarme con las que no son mias. Me costará hacerlo bien, pero ya sé cómo se hace... tardaré en aprender a moldearlo todo pero lo haré... y no perderé la calma. Porque, ¿no estaba yo cayendo en lo mismo que estaba criticando? No tengo la vida que quiero porque he dejado en manos de otros mi vida. Y la gente en general, es muy envidiosa así que, aunque sea desde el subconsciente, prefiere que fracases porque ellos, ya lo han hecho... ellos ya han desistido, si es que alguna vez lo intentaron.
Te contaré otro de mis secretos. También SeñorSíSeñor me tiene envidia... envidia por su hermana, envidia por su madre hasta cierto punto, envidia por sus amigas, envidia por él mismo, pues no tiene los redaños que no puede evitar tener que reconocerme. Le duele que su hermana no tenga la "suerte" que tengo yo. Le duele que su hermana no "sepa" lo que sé yo, producto y consecuencia de la "suerte" que he tenido en la vida y nunca por mis propios e intransferibles méritos, capacidades, habilidades o esfuerzo y sacrificio. Su criterio hacia mi es, como el que se tiene de una persona incapaz de ser honesta, inteligente, capaz de ser leal y comprensiva y por supuesto, no digna de sus deferencias... jajjajajajajja
Yo lo veo al revés. Con la diferencia fundamental de que yo no le he apartado de mi vida y le otorgo por decreto unas virtudes que, es evidente, no posée.
Mi marido, me envidia. Por sí mismo y por algunas de las personas que admira y por las que pierde el seso. ¡Qué bueno! Tengo más armas de las que pensaba y yo, creyendo que me moriría si él me dejaba, si él ya no me quería... ¿me ha querido alguna vez? ¡A su manera! Buena forma de decir, que nunca ha estado dispuesto a querer a Laia, sólo se ha querido y se sigue queriendo, a sí mismo.
Laia.