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domingo, 15 de julio de 2007

Esta noche... más secretos... ¡secretos!

Vengo de nuevo a decirte, ésta vez, que sueño en secreto con un nuevo amor al que no le importe decirme que me quiere y que necesita mi piel para vivir... Vengo a contarte lo que siento cuando imagino unas manos acariciando mis manos... Vengo a explicarte que no soy exigente, que me conformo con un poco de silencio compartido desde el cariño, pero sobre todo, me conformo con un poco de amabilidad, aunque nazca en la mismísima indiferencia. No aspiro a más. Aunque sueño con un amor tardío. Un amor para los últimos días. Un amor breve y conciso. Un amor para decir adiós...
Sueño con un amor más real que cualquiera pues, lejos ya de la ideal y romántica idiotez del enamoramiento juvenil, el amor será sin duda, si acaso alcanzo a comprobarlo, más real que el propio dolor que me empuja a él. Y quiero poner un poema para ilustrar lo que siento y el atrevimiento de haber contado mi sueño:
DARÍO, RUBÉN
AMO, AMAS
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo el ser y con la tierra y con el cielo, con lo claro del sol y lo oscuro del lodo; amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.
Y cuando la montaña de la vida nos sea dura y larga y alta y llena de abismos, amar la inmensidad que es de amor encendida ¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!
Laia.

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