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sábado, 4 de septiembre de 2010

Mis vacaciones...

Hola.
Hace unos días ya que volví de las "vacaciones" pero aún no he podido recuperarme...
¿Sabes esa sensación de seguir dentro de un tren antiguo después de mucho tiempo?
Así me siento... sintiendo los golpes de las vías en mis huesos...
Dos meses con mi suegra en casa, dos largos meses. No te puedes imaginar qué significa, cuánto quema, de qué forma te vampiriza... es negativa, es pesimista, es un pájaro de mal agüero. Siempre criticando, siempre quejándose, siempre riéndose de alguien...
Es superior a mis fuerzas.
Sí, ya sé que en éstos casos lo fácil es aconsejar, no escuchar lo que dice. Lo sé, pero es prácticamente imposible. Porque no para nunca, nunca...
Es como un rumor que duele y no cesa jamás.
Los dos meses se acabaron, afortunadamente y, a continuación, mes y medio en su casa.
Ésas han sido mis vacaciones. Con un calor asfixiante, sin poder dormir por las noches.
Allí, en un lugar que podría ser idílico y que algunos que conozco lo llaman "el paraíso", he convivido con SeñorSíSeñor, con su señora madre y con su áspera hermana y su marido. Y, si mal lo he pasado a lo largo de los años a causa de mi suegra, ahora tengo la herencia prolongada en su hija.
Durante mes y medio he sido un ser transparente, invisible... aguantando el intento de manipulación al que me quieren someter. Pero no pueden, y eso genera mucha tensión.
No me hablan, no cuentan conmigo para nada y me entero diez minutos antes de que hay que ir a comprar o a visitar a alguien. Y no sirve quejarme, no sirve pedir que me tengan en cuenta... no sirve, les da igual, siempre estamos en el mismo punto. Siempre.
El relato completo sería interminable y muy aburrido.
Lo resumiré con unas palabras que le dije a SeñorSíSeñor uno de aquellos días insoportables:
"Tiene narices que, a estas alturas de la película y después de más de treinta años, tenga que decir que me trata mejor tu madre que tu hermana. Con todo lo que ha llorado en mis hombros cuando la conocí por el comportamiento de tu madre y ahora ella me hace a mí lo mismo."
Pensaba que, cuando acabara el mes de agosto me vendría a mi casa a olvidar lo pasado y sufrido pero, hete aquí, que me esperaba una sorpresa...
Le han diagnosticado a mi cuñada, cáncer de colon.
Así, tal como suena.
Dentro de unos días le dirán cuándo la operan así que, allí me voy de nuevo en breve. Y, como en octubre estará convaleciente, tendré que quedarme más y más porque, mi suegra (de nuevo ella), que también fue operada de cáncer de mama hace un año, tiene sus revisones y pruebas durante todo ese mes.
No le deseo nada malo a nadie. Pero, me pregunto:
¿Merece la pena aguantar todo esto por un hombre que siempre le tienes que estar recordando que necesitas que te toquen?
Durante todo este tiempo, a pesar de la situación tan desagradable y de la impotencia que sentía, he sido capaz de observar mucho más que de costumbre y analizar ciertas situaciones ajenas a mi persona. Supongo que, el hecho de haber evolucionado interiormente y de sentirme en gran medida al márgen de sus mierdas, me ha ayudado a darme cuenta de que, con la familia que tiene, SeñorSíSeñor no puede ser de otra manera. Bueno, podría si él quisiera pero para quererlo, tendría que reconocer y aceptar una realidad que no está dispuesto a asumir. Su familia es sagrada y punto.
Me siento desfondada, agotada, exhausta... y hay que seguir. ¿O no? Sí, hay que seguir. Por muchos motivos. En realidad, si dejo a un lado el cansancio, no estoy tan mal. Y si lo comparo con años anteriores, estoy estupendamente...
Los recursos que he ido aprendiendo de la mano de Olga, me están ayudando mucho.
Bueno, quería venir a contártelo.

Laia.
P.D. Lo antes que pueda, responderé al comentario que "Otra yo" me dejó en la entrada anterior. He querido hacerlo durante todo este tiempo pero, como sólo disponía del portátil de SeñorSíSeñor, no quería dejar reflejada la dirección de este blog que, como sabes, es secreto.