¿Oyes el sonido profundo de la propia vida?

MENSAJE A MI LECTOR:

Para que encuentres sentido a mis palabras, te sugiero que las leas con el orden que las escribí... consulta el archivo.
Aunque siempre puedes elegir las etiquetas. Tú decides.

Gracias por la visita.

Gracias por la visita.
Vuelve cuando quieras... te espero.

domingo, 3 de junio de 2012

A las cinco de la mañana...


Anoche, cuando ya llevaba unos minutos leyendo en la cama y me disponía a dejar el libro para responder a la llamada de Morfeo, me entró un mensaje al teléfono móvil. Era de la hija de una amiga muy querida fallecida hace unos años. Me decía que estaba sentada en el coche, delante de ugencias del veterinario. Sin saber qué hacer. Acababa de morir uno de sus gatitos. Y ya es el segundo en pocos meses. De repente, el animalito se había caído de lado contra el suelo y, muy frío, no reaccionaba a nada.
Estuvimos hablando algo más de una hora. Bueno, más que hablar, escribir, a través del whatsApp, que es gratis. 
Qué dolor. 
Qué tristeza.
Qué soledad.
Qué pena verla tan sola, delante de una consulta a las cinco de la mañana y llorando por su gatito.
Y es que, antes de éste, como ya he dicho, se le murió otro hace unos meses.
Y, cuando su madre estaba agonizando, la gata más querida por ella, se murió también de cáncer unos días antes.
Y antes de su madre, su hermano también murió en un accidente de coche...
Vaya vida la de esta chica... tiene la soledad del Universo en el alma... pero se deja querer. 
Y yo la quiero. 
El recipiente donde acumulamos el dolor, no tiene fondo.
Hoy han pasado mal día, tanto ella como el último de los gatitos que conoció su madre, porque buscaba a su hermanito por todos lados sin saber que ya no estaba.
Tiene más, pero ya sólo le queda uno de los que mimó su madre.

Laia.

sábado, 2 de junio de 2012

Que descanses...



Laia.

Gracias a las luciérnagas...

Luciérnagas que iluminan los recuerdos capturados en un corazón infantil...
No me gustaba tocarlas. Cualquier cosa con el aspecto o la textura de un gusano, me sigue horrorizando.
Pero por las noches, a la luz del cielo veraniego y oliendo a jazmín, mi abuelo y yo nos quedábamos quietos y en silencio junto al pozo, para que ellas, las luciérnagas, supieran que ya podían sentirse cómodas y seguras...
Mi abuelo dormitaba y yo, mantenía los ojos bien abiertos para descubrir dónde empezaba la primera a encender su mágica luz verde...
- ¡Abuelo, abuelo! Que ya...
- Sssshhh... que las vas a asustar...
Me callaba de nuevo, claro, mientras él se volvía a dormir y yo mentalmente y sin hacer ruido, las iba contando despacito para no equivocarme.
La Naturaleza hacía magia con los niños de mi generación a través de sus padres o de sus abuelos.
Fue bonito seguir la tradición entrañable de no asustar a las luciérnagas.
El hecho de compartir el silencio de la noche oliendo a jazmín, me enseñó a canalizar la ternura a través de la piel...por eso hoy, soy una niña mayor, pero emocionalmente sana.
Gracias a las luciérnagas...

Laia.

Lo podemos llamar soledad...




 Hay cosas que me llevan directamente a la infancia. 
Por ejemplo, ésas botellas recicladas y limpias, transparentes. 
Llenas de flores delante de una ventana.
Las tormentas también.
Un camino escondido, se perfila desde lo más profundo de mi mente y guia mis pasos hasta verme con coletas. O con trencitas, que era lo que a mi realmente me gustaba.
El olvido de las pequeñas cosas, hace que, aquello que tiene un significado para tí y sólo para tí, deje de existir... o quizás no se pierdan del todo y sigan estando ahí, a la espera de que vuelvas a pensar en ellas...
Yo me agarro con fuerza a aquella niña pequeñita con grandes ojos verdes, que llevaba siempre los calcetines largos arrollados a los tobillos y que, unos caracolillos rebeldes, rubios y ensortijados, adornaban su carita siempre asombrada...
¿Qué será de aquellas margaritas que aún recojo al borde de la carretera mientras paseo con mi abuelo?
¿Qué pasará con aquellos montoncitos de arena que preparé un día, para que las hormigas al volver se encontraran su casa hecha?
¿Qué será de aquél sol al caer la tarde que un día me acompañó y me dio calor mientras veía cómo se llevaban a mi madre al hospital? ¿Me esperará el brillo dorado de aquél sol de otoño en algún rincón del camino de vuelta a la Madre Tierra? ¿Sabrá el sol que ya sólo lo recuerdo yo?
¿Qué hará aquél espantapájaros que me asustaba, el día que ya no lo recuerde? ¿Se irá a los sueños de otras niñas para poder asustarlas?
Los días de nuestra vida están llenos de pequeñas cosas que le dan sentido a lo que hoy sientes y piensas, a lo que eres y esperas pero, de repente, pasados los años, te das cuenta de que a nadie le importa un bledo.
A éso lo podemas llamar, soledad...

Laia.

viernes, 1 de junio de 2012

Gracias por estar ahí... de nuevo...

Gracias por estar ahí.

Laia.

Estoy muy preocupada...

 Empiezo a acostumbrarme otra vez a escribirte por las noches.
Estoy recuperando las ganas de contarte las cosas que pasan en mis días.
Empezaré diciendo que estoy muy preocupada con mis hijas. Sobre todo, con la mayor. Lleva más de dos años y medio en paro y no encuentra trabajo ni para limpiar...
Después de muchos años emancipada, con su carrera, cuidándose y llevando su vida y su casa adelante, tendrá que volver a vivir con nosotros. Porque estamos llegando al límite de la ayuda que podemos darle. Ya no hay más. Lo que habíamos ahorrado para una jubilación más o menos tranquila, se ha acabado. Tendrá que dejar sus cosas en un guardamuebles y, si es muy caro, las tendrá que vender.Y será un drama. Porque, todos nos hemos acostumbrado ya a vivir solos y, tener que negociar a éstas alturas, la cadena de televisión que poner, será duro... por decirlo de una forma amable. Pero el problema fundamental y el que más me preocupa es, lo mal que se sentirá ella cuando tenga que volver. Se sentirá hundida, derrotada, frustrada... a sus treinta y cuatro años. 
Los jóvenes hoy, a causa de la estafa mundial que nos han hecho, se han quedado sin futuro. 
En realidad, todos nos hemos quedado sin esperanzas, sin soluciones, sin oxígeno. Y mientras, los causantes de la estafa mundial, se han ido y se están yendo de rositas... mejor dicho: se les premia con millones de euros o dólares por una gestión nefasta...
Estamos viviendo momentos cruciales que marcarán un nuevo ritmo en la Historia de la Humanidad.
No hay soberanía en los países. Todos vivímos sometidos a los mercados y, los mercados, no entienden de personas. Sólo de dinero y poder.
Somos muchos en el mundo y, para servirles de mano de obra a los poderosos y ricachones, sobramos más de la mitad. 
Hemos dejado que, todo el sufrimiento, toda la sangre y las vidas de aquellos que lucharon por un mundo mejor, se vaya a la mierda. No hemos sabido cuidar la herencia que nos dejaron nuestros antepasados. No hemos valorado en su justa medida el dolor que había detrás de los avances sociales que hoy, con la excusa de una estafa que llaman crisis, nos están quitando con todo el descaro, con toda la prepotencia y el abuso de poder con que los fascistas lo hicieron ayer y lo siguen hacien hoy. Y claro, para redondear bien la actuación, si te quejas, te parten la cara, te dan con una bala de goma, te meten en prisión preventiva o, todo a la vez... sin olvidar que están cambiando las leyes para que la gente no se pueda ni reunir en la calle...

Nos hemos quedado sin el sol... la luz del sol se ha apagado...


Laia.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Manos...

Hoy he visto la foto de una pareja amiga en la que bailan con ilusión en el día de su boda. Están ajenos al fotógrafo pero pendientes de sus amigos y familiares, que los rodean con cariño mientras ellos inician su primer baile de casados...
Miro la foto con una sonrisa dibujada en la cara porque, no hay duda, que son dos personas entrañables. Repaso la ropa y los veo guapos. Observo a los invitados y los veo felices. Hay gente con sombreros haciendo muecas y alguna chica arreglándose la falda; hay algún extraviado con el vaso lleno y otros con el vaso vacío y con los ojos cargados...
Lo que queda de tarta se puede ver allá al fondo.
La foto tiene una panorámica ámplia así que, puedo ver casi todos los rincones del lugar donde están celebrando la fiesta.
La novia, está de espaldas. El novio, frente a ella, tiene la cara girada hacia un lado hablando con alguien que, pese a la gran perspectiva de la imágen, me queda oculto a la visión.
El novio sonríe, se le ve pletórico y exultante. Tiene la mano de su mujer cogida en ése abrazo medio de tango, que hace a las parejas tan cómplices de su pasión... pero más que verlo, lo adivino, queriendo comprender la intimidad de los que se aman siendo aún jóvenes.
El vestido de la novia es de calle y de flores discretas. Me gusta. El pelo largo, adorna la parte de atrás del vestido ocultando muchas de las suaves flores.
Me imagino la música. Me imagino las voces, las risas, los consejos envueltos en papel de broma para la vida recién estrenada...
Huelo el humo de los puros, el aroma de las flores, el sudor de los que bailan, el perfume de algunas señoras, los restos apetitosos de la comida, los licores derramados... y me emociono, como si no cupieran en mí más celos, al ver la mano del novio sobre la espalda de la novia...
Su mano grande y sus firmes dedos, atraen a la mujer que ha elegido de entre todas las mujeres, hacia su corazón, hacia su pecho. Mientras mira a otra persona y le habla sonriente, su mano posada en la espalda de la novia, se amolda al cuerpo que ha escogido para querer. La mano no sólo se adapta con la suavidad que requiere el amor sino que, con la misma dulzura, deja el espacio necesario para que el vestido ni se arrugue.
Como el gesto de un director de orquesta que con su batuta va marcando un Allegro ma non troppo; como el movimiento de un bailarín que danza abrazado al aire; como el ademán de un niño que mira unos deditos que no conoce... así posaba el novio su mano sobre la espalda de la novia...
Es ahí donde podemos encontrar mucha de la complicidad que toda pareja necesita para nutrir su intimidad: en ésa mano grande modelando el amor y en ése cuerpo que ama.

Laia.                      

sábado, 26 de mayo de 2012




Gracias por la fidelidad.

Laia.

El corazón en una nuez...



Hola.
¿Estás ahí?
Te escribo a tí, ¿recuerdas? eres mi lector, mi confidente.
Hace mucho que no vengo a escribirte pero hoy, me ha llegado un comentario anónimo que me ha hecho reaccionar.
Sé que hay muchas personas como yo atrapadas a su dolor. A su soledad.
Los días que vivímos están siendo extremadamente duros al márgen de los propios problemas, porque ahora hay que sumar el temor por un futuro incierto, por la penuria económica y por la maldad de los políticos y los banqueros.
El mundo se tambalea. 
El dinero no llega.
No hay trabajo para nadie.
Quiero contarte, que una de mis hijas lleva dos años y medio en el paro y que, dentro de muy poco, la ayuda que le estamos dando, se agotará. ¿Hay mayor maldad en el mundo, que dejar que otros se hundan en la miseria mientras tú y tus compinches salvan a los bancos?
Lo que le faltaba a mi vida... ver cómo mis hijas se sienten perdidas y sin esperanzas.
El dolor de los demás me inhabilita para vivir medianamente en paz. 
SeñorSíSeñor sigue en su tónica.
Creo que no ha vuelto a ver a la compañera con la que me fue infiel pero, ha servido de poco pues, después de haber convivido con su madre todo un año, la convivencia ya no tiene solución. Parecía que lo estábamos superando, que podíamos salir adelante. Incluso, él empezó a compartir cosas suyas conmigo. Cuando tenía que salir a hacer algo, me pedía que le acompañara. Y cuando salía solo, me contaba si se había encontrado con algún amigo, si había visto algo interesante... parecía que empezábamos a entendernos, a querernos de nuevo. Después llegó su madre, la persona más mala que conozco y, todo se volvió a deteriorar. Ella malmetió a mis hijas contra mi. Le contaba a su hijo las cosas de la forma que más daño me pudieran hacer. Le mentía descaradamente. Él se dio cuenta y durante muchos meses, peleó con ella y discutió, diciéndole unas cosas que a mi misma me ponía los vellos de punta. Y no porque la mala vieja no se lo mereciera, sino porque, nunca, lo había visto tan contundente y tan receptivo, incluso intuitivo, para entender lo que la madre perpetraba y manipulaba.
Mis hijas y yo, lo pasámos muy mal, no sólo por todo el daño que nos hizo sino también, porque es una persona tan negativa, tan oscura, egoísta y egocéntrica, que estar en una misma habitación con ella te contaminaba y acababas con la misma mala leche que ella.
Ahora él no se acuerda o no quiere acordarse de todo aquello. Cuando hablan por teléfono se comporta como si fuera la mejor y más cariñosa madre del mundo, a pesar de que él mismo me reconoció en momentos que quizás ya no quiere recordar, que nunca se ha sentido querido por su madre y que sabe, que los problemas que tiene para relacionarse se los ha generado ella. Por supuesto, no ha sentido empatía por las consecuencias que he sufrido y que aún colean. 
He necesitado todo un año para recuperarme medianamente. Aún no estoy bien del todo, pero sí mejor.
Físicamente he empeorado pues, sin estar más gorda, casi no puedo moverme por los dolores de la cadera y de la pierna. Es un círculo vicioso: si adelgazo, se me quitarán casi todos los dolores pero, no adelgazo porque no salgo a andar, ya que me duele mucho. Me lo ha dicho mi doctora. Como bien y la prueba está en que no engordo, pero no es suficiente para adelgazar. Y no es cuestión de estética, ya no, es por la salud.
¿De dónde voy a sacar la fuerza para mover éste cuerpo dolorido?
Ya voy a cumplir cincuenta y seis años. Y lo noto. Incluso intelectualmente. Estoy perdiendo reflejos y capacidades a velocidad de vértigo y es que, también me lo dice mi doctora: todo lo que no sea una vida equilibrada pasa factura.
No sé qué cosas te conté las últimas veces que estuve por aquí. Si me he repetido en alguna, espero que sepas y puedas disculparme.
¿Cómo me siento en este momento?
Pues bien.
Bueno, no negaré que me duele que SeñorSíSeñor no sea comprensivo y agradecido con la paciencia que he tenido con su madre... porque en realidad, no lo piensa así, ya que él piensa que yo siempre puedo aguantar un poquito más, un giro más de la tuerca.
Y tampoco negaré que no me duela, que no agradezca haberle dejado seguir conmigo después de su traición. Porque, cuando pasó un tiempo, llegó a negarme que lo que pasó, pasara. Quiso negar la mayor. Aunque no se lo consentí.
Tengo ayudas, no lo voy a negar así que, estoy bien.
Sóla, dolorida, preocupada, cansada, pero estoy bien.
Ahora puedo convivir con los silencios, porque ya no me molestan. ¿De qué sirven las palabras, cuando las usan más como sanción que como premio? Mejor el silencio, es un compañero más fiel...
Ayer, cuando estaba abriendo y troceando las tres nueces que cada noche le echo al yogurt de soja, una de la nueces al abrirla, me regaló un corazón...

Laia.

viernes, 22 de julio de 2011

Una noche más...


Noche oscura de verano otoñal...
Frío en las calles, en las plazas, en el interior de las casas silenciosas.
Frío sin escarcha dentro del alma.
Ojos marchitos.
Labios estrechos, cerrados, cansados, de tanto pedir, de tanto hablar...
Cumbres conquistadas para caer después, en un golpe certero de traición.
Sentimientos anestesiados por el dolor.
Búsquedas postergadas... en beneficio de silencios compartidos.
Esperanzas que se niegan a morir desahuciadas.
Conclusiones que no llegan a buen fin.
Recursos agotados.
Oscura noche.
Calle oscura, donde sólo brilla tenuemente una débil farola, a lo lejos... medio disipada y cansina... aburrida de luchar contra las tinieblas de un corazón solitario.
Breves risas han surcado el camino.
Escuetas palabras han dado fuerza a los días, para difuminarse como el humo de un cigarrillo encendido, que se agota sólo, reposando en el más bonitos de los ceniceros.
Nubes matando luz, asolando alegrías.
Oscuridad.
Silencio.
Dolor.
Aceptación.
Humildad.
La explosión de vida que no llega.
Obcecación.
Noche oscura, una vez más, que vengo a compartirla...

Laia.

Todo un año...


Hola.
Mucho tiempo sin escribir.
Casi un año, lejos de éste rincón secreto...
Los acontecimientos han sido muchos y variados, aunque la mayoría no han sido buenos, ya que no parece posible otra cosa en mi vida...
Debo haber nacido para sufrir, para ser idiota, para no aprender... y mira que pongo empeño en conseguirlo, la verdad.
Cuando operaron a la hermana de SeñorSíSeñor, allá por el mes de septiembre del año pasado, y después varios meses aguantando a su madre, me tuve que rendir ante la situación y, como la hija no quería tener cerca a la madre durante los meses de quimio, me la tuve que volver a traer a mi casa.
Yo sé que la hermana, ante una enfermedad tan grave, se tenía que centrar en ella mísma(ya tiene práctica), para superarlo lo mejor y lo antes posible, pero lo que ellos no saben, es tener la misma consideración conmigo.
El total de tiempo compartido con ella, aguantándola y medio muriéndome, ha sido de: un año entero. Y, después de todo ése tiempo, su hija aún creía que, después de acompañar a la madre a una de sus muchas visitas médicas, me la iba a traer de nuevo... y claro, yo la entiendo, porque tener a un ser tan malo como su madre al lado, no lo quiere nadie... ni siquiera ella, que lleva la herencia en la sangre. Pero, me negué, rotundamente, a que volviera a mi casa y, afortunadamente desde hace dos meses ya no la tengo aquí. Ya no me huele la casa a ella. Ya no me la encuentro por las noches en el pasillo dándome un susto de muerte. Ya no la tengo aquí, inventando historias para ponerme a mal con mis hijas... ya no está aquí, para malmeter entre su hijo y yo. Ya no está aquí, para criticarme y maquinar en mi contra.
No voy a seguir hablando de ella, porque no quiero oscurecer más la noche, sólo diré, a modo de conclusión, que es la persona más mala que conozco.
Una persona mala, es un ser que, a sabiendas de que va a hacer daño, se pasa el día buscando la forma de herir y machacar. Y así es ella. Y así se lo dijo su propio hijo en una discusión que tuvieron, justo la noche antes de dejarla con su hija. Le dijo: "Eres tan mala, que cada vez que abres la boca es para hacer daño"
¡Se lo dijo él!
En fin, le dijo muchas más cosas, todas ellas ciertas. Y yo le advertí a él esa noche, que a casa no volvía. Me contestó, que volvería si hacía falta, a lo que yo respondí: "Pues entonces, será ella o yo" Y él me dijo, tranquilamente, que no lo amenazara. Yo le contesté, que sólo le informaba.
Después se puso a dormir.
A día de hoy, y sólo dos meses después de la liberación de sus asquerosa presencia, SeñorSíSeñor, ya ha olvidado todo lo que pasamos y, poco menos, que la defiende.
Hace unos días me dijo, que tampoco me había hecho tanto la pobre mujer... yo me quedé estupefacta... no me lo esperaba, y pensé: "Claro, como aún respiro..." Aunque, si me hubiera muerto, tampoco hubiera reconocido el motivo, por supuesto...
Bueno, bromas a parte (¿broma?), te diré que me sentía tan mal, que no quería ni levantarme por las mañanas. Cuando abría los ojos, y tomaba conciencia de mi realidad, cuando la oía removerse en la habitación o hablando con el hijo, quería volverme a dormir y no desperar en mil años.
A SeñorSíSeñor le dio un cólico. Y ella ni se enteró, porque en su universo sólo existen ella y sus líos y cotilleos. Pero es que, a las dos semanas de perderla de vista, a mi me dio otro. Se lo he recordado, le he dicho que no olvide lo mal que lo pasamos estando ella aqui, pero me contesta que éso es de la edad que tenemos, que no tiene nada que ver con su madre... y yo creo, que cuando acumulas tantas bilis, tienen que salir para que no revientes.
Lo peor de todo, sinceramente, es que, ella llegó a nuestras vidas cuando estábamos en proceso de superar la infidelidad de SeñorSíSeñor. Cuando ya éramos capaces de hablar, y de hablar con sinceridad y podíamos darnos cariño sin sentirnos agredidos. Yo lo vivía con esperanza, porque me creí de verdad, que la oportunidad que me pidió, la iba a aprovechar y que iba a ser consecuente y coherente. Pero todo ha cambiado. Las secuelas que ha dejado entre nosotros la bruja que lo parió, son insalvables. Y es lógico, porque todo un año sometido a la manipulación de un bicho malo, acaba haciendo mella, aunque no quieras. Y no es que lo justifique, pero lo entiendo. Con una madre así, es difícil ser normal para poder comunicarte.
Aquí estamos, un año más, con la urgencia de playa, familia y barco. Y no entiende que yo no quiera ir. No acepta, que yo no quiera estar con ellos. No considera tan grave lo que me hacen, supone que puedo aguantar aún más. Y por mucho más tiempo.
No sé qué va a pasar. Llevamos dos días discutiendo. Las grietas son cada vez más grandes. Los reproches cada vez más ágrios e inesperados.
Te lo contaré.
Un día vendré, y te lo contaré.

Laia.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Mis vacaciones...

Hola.
Hace unos días ya que volví de las "vacaciones" pero aún no he podido recuperarme...
¿Sabes esa sensación de seguir dentro de un tren antiguo después de mucho tiempo?
Así me siento... sintiendo los golpes de las vías en mis huesos...
Dos meses con mi suegra en casa, dos largos meses. No te puedes imaginar qué significa, cuánto quema, de qué forma te vampiriza... es negativa, es pesimista, es un pájaro de mal agüero. Siempre criticando, siempre quejándose, siempre riéndose de alguien...
Es superior a mis fuerzas.
Sí, ya sé que en éstos casos lo fácil es aconsejar, no escuchar lo que dice. Lo sé, pero es prácticamente imposible. Porque no para nunca, nunca...
Es como un rumor que duele y no cesa jamás.
Los dos meses se acabaron, afortunadamente y, a continuación, mes y medio en su casa.
Ésas han sido mis vacaciones. Con un calor asfixiante, sin poder dormir por las noches.
Allí, en un lugar que podría ser idílico y que algunos que conozco lo llaman "el paraíso", he convivido con SeñorSíSeñor, con su señora madre y con su áspera hermana y su marido. Y, si mal lo he pasado a lo largo de los años a causa de mi suegra, ahora tengo la herencia prolongada en su hija.
Durante mes y medio he sido un ser transparente, invisible... aguantando el intento de manipulación al que me quieren someter. Pero no pueden, y eso genera mucha tensión.
No me hablan, no cuentan conmigo para nada y me entero diez minutos antes de que hay que ir a comprar o a visitar a alguien. Y no sirve quejarme, no sirve pedir que me tengan en cuenta... no sirve, les da igual, siempre estamos en el mismo punto. Siempre.
El relato completo sería interminable y muy aburrido.
Lo resumiré con unas palabras que le dije a SeñorSíSeñor uno de aquellos días insoportables:
"Tiene narices que, a estas alturas de la película y después de más de treinta años, tenga que decir que me trata mejor tu madre que tu hermana. Con todo lo que ha llorado en mis hombros cuando la conocí por el comportamiento de tu madre y ahora ella me hace a mí lo mismo."
Pensaba que, cuando acabara el mes de agosto me vendría a mi casa a olvidar lo pasado y sufrido pero, hete aquí, que me esperaba una sorpresa...
Le han diagnosticado a mi cuñada, cáncer de colon.
Así, tal como suena.
Dentro de unos días le dirán cuándo la operan así que, allí me voy de nuevo en breve. Y, como en octubre estará convaleciente, tendré que quedarme más y más porque, mi suegra (de nuevo ella), que también fue operada de cáncer de mama hace un año, tiene sus revisones y pruebas durante todo ese mes.
No le deseo nada malo a nadie. Pero, me pregunto:
¿Merece la pena aguantar todo esto por un hombre que siempre le tienes que estar recordando que necesitas que te toquen?
Durante todo este tiempo, a pesar de la situación tan desagradable y de la impotencia que sentía, he sido capaz de observar mucho más que de costumbre y analizar ciertas situaciones ajenas a mi persona. Supongo que, el hecho de haber evolucionado interiormente y de sentirme en gran medida al márgen de sus mierdas, me ha ayudado a darme cuenta de que, con la familia que tiene, SeñorSíSeñor no puede ser de otra manera. Bueno, podría si él quisiera pero para quererlo, tendría que reconocer y aceptar una realidad que no está dispuesto a asumir. Su familia es sagrada y punto.
Me siento desfondada, agotada, exhausta... y hay que seguir. ¿O no? Sí, hay que seguir. Por muchos motivos. En realidad, si dejo a un lado el cansancio, no estoy tan mal. Y si lo comparo con años anteriores, estoy estupendamente...
Los recursos que he ido aprendiendo de la mano de Olga, me están ayudando mucho.
Bueno, quería venir a contártelo.

Laia.
P.D. Lo antes que pueda, responderé al comentario que "Otra yo" me dejó en la entrada anterior. He querido hacerlo durante todo este tiempo pero, como sólo disponía del portátil de SeñorSíSeñor, no quería dejar reflejada la dirección de este blog que, como sabes, es secreto.

lunes, 21 de junio de 2010

Descubrimientos...

Quiero decirte, amigo lector, que hace más de un año descubrí que SeñorsíSeñor me estaba engañando. Como se podía esperar él lo negó por activa y por pasiva pero, el caso es que descubrí muchos mensajes en su móvil que demostraban lo contrario y, al fin, pude confirmar que no estaba loca, que su comportamiento era el típico de un hombre infiel.
Cuando se destapó todo y hablamos claro, me pidió una oportunidad para demostrarme que me quería y que con quien quería estar era conmigo. Entre otras cosas. Pero siempre argumentando que, contra todo lo que podía parecer, no había pasado nada físico entre ellos, que todo había sido un juego morboso... pero a mi me sigue doliendo el hecho simple y conciso de que, el engaño, es una traición, aunque sólo haya sido a medias... sobre todo, porque fue con una de sus compañeras de trabajo y con la que hemos ido hasta de viajes por el mundo... hemos comido en mi casa todos juntos, en la suya... hemos ido de conciertos y vivido muchas otras circunstancias que, cuando las recuerdo y me veo como una absoluta mema, ignorante de lo que había detrás de las miraditas y de los secretitos en un rincón de la cocina, etc., me entra una soberbia que me es dificil controlar. Son dos amigas del alma, compañeras de trabajo de más de veinticinco años que siempre van juntas a todo y con todos. Sus maridos también, claro, pero los ningunean así que, ellos no son importantes. Pues bien, yo estaba segura de que me estaba siendo infiel con "la otra"
Fue una sorpresa descubrirlo... ¡qué bien supieron hacerlo! Estaba liado con la morena y tonteaba con la pelirroja. ¡Qué tonta he sido!
Todo está tranquilo, aparentemente. No he vuelto a percibir nada raro. Incluso su comportamiento ha cambiado. Ahora es amable, habla, nos reímos, vamos al cine... y el año pasado accedí a volver a pasar las vacaciones con él y, tengo que decir, que me lo pasé muy bien. Estuvo pendiente de mi, salimos a cenar, a comer, de fiestas por los pueblos de los alrededores, a pescar... nos reíamos, charlábamos.
El verano está a la vuelta de la esquina, aunque aún no hace calor. Pero este año tengo dudas y miedos, porque no sé si podré aguantar a su familia tanto tiempo... llevo un mes con su madre en mi casa y pensar que aún me queda el mes de julio y agosto con ella en su propia casa, me tiene muy nerviosa.
Ya te contaré.
Laia.

jueves, 21 de enero de 2010

Preguntas...

Un año recién nacido se acuna en nuestras manos...
Queremos mimarlo y que crezca honrado y sensato...
No queremos vileza ni tampoco injusticia.
¿Sabremos cuidarlo como se merece?
Lo que estamos viendo en estos primeros días de enero, no es muy bueno...
¿Por qué no lo intentamos?
Llenemos nuestro corazón de la fuerza del Universo: AMOR.
Y no hablo de memeces, hablo de solidaridad, de justicia, de lealtad, de honradez, de empatía...
¿Seremos capaces de sacudirnos tanto materialismo de encima para hacerlo?

Laia.

jueves, 4 de junio de 2009

En mi pasado, por un día...

Después de mucho tiempo, aquí estoy de nuevo, con calor y de madrugada... espero que sigas ahí, lector amigo, para recoger mis palabras y mis secretos...
He venido a contarte que mi abuela falleció hace unos días. Fui a su entierro, por supuesto, y allí me reencontré con familiares y amigos que hacía más de veinte años que no veía.
La tristeza de su pérdida flotaba en el aire y en los corazones de todos pero, en el fondo, teníamos la sensación de que, por fin, ya estaba descansando, pues sus últimos años fueron muy duros. Pero, no sólo la pena de su muerte bullía en mi mente. Y soy consciente de que puede parecer bastante superficial lo que voy a contarte... y me va a costar mucho hacerlo...
Cuendo volví hace unos días al pueblo donde la enterraron, no sólo me reencontré con esos familiares y amigos de los que hablo, también pude saludar a un antiguo noviete y, cuál no sería mi sopresa, al ver en su mirada aquella misma chispa brillante de hace más de treinta años, cuando nuestros ojos se clavaban el uno en el otro buscando la cercanía. Su madre no me reconoció, tuve que decírle quién era. Pero él, sí. Los dos hemos hecho nuestras vidas al márgen de aquellas ilusiones de antaño, pero supe, que algo había quedado entre su piel y la mia de todo aquello que habíamos sentido. Yo era una muchachita pequeñita, delgadita, guapetona y sobre todo simpática. Y tenía muchos pretendientes, que era como se llamaba entonces a los chicos que querían casarse contigo... pero elegí a SeñorSiSeñor como marido...
Tuve que asumir que, sabiendo que al entierro de mi abuela iría casi todo el pueblo, sería para mí muy duro pues, cuando dejé atrás aquél lugar, dejé admiración y deseo en la mente y en el corazón de muchos de aquellos amigos, novios y compañeros que, al volvernos a ver, descubrirían que me había convertido en una señora gorda y vieja... con ojeras... en fín...
Me sentía mal por tener esos sentimientos pues lo trascendente era la muerte de mi abuela pero, no podía dejar de pensar en ello.
La mirada de aquellos ojos pequeños de color castaño, con su chispa del pasado aflorando, me reconcilió conmigo mísma. Además, SeñorSíSeñor, me dio el cariño y el respaldo que necesitaba...
Me he enfrentado a mi pasado, algo que necesitaba para encarar mi vida desde la nueva perspectiva en la que me encuentro pues, durante todo este tiempo que no he venido a contar secretos, han pasado muuuuuuuuuchas cosas. Algunas muy malas pero otras, buenas.
Todo eso, te lo contaré otro día.
Lo prometo.
Laia.

viernes, 24 de octubre de 2008

Los barrotes del dinero...

Mucho tiempo sin venir a hablarte... y es que, muchas cosas han cambiado... sobre todo yo... nada es igual... sobre todo yo... han mejorado, pero sobre todo, yo... y en este mundo convulso y peligroso, me siento más segura y más persona... la gente sigue igual o al menos lo parece, pero yo he crecido... mi altura es la misma pero mis alas son más largas... mi cuerpo sigue gordo, pero me gusta lo que veo... el espejo me refleja más guapa por dentro y más paciente, más joven y más tolerante, más comprensiva y con más conocimiento de mi presente... el mundo sigue girando entre barrotes de pobreza y quiebras de dinero... el mundo sigue su paso hacia la liberación, espero... unos y otros conforman ése mundo financiero y lloran para que los apoyemos y los avalemos... mientras, yo me siento mejor y mucho más fuerte... sin embargo, ¿qué estámos haciendo con el mundo?
El planeta está dándo la vuelta y, con las patas puestas para arriba, grita por un vuelco humano y justo... mientras, mis días se llenan de paz y de sosiego... SeñorSíSeñor ha dejado de ser el centro...
Laia.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Sonrisas y ternura...

Que la felicidad te llene de sonrisas y ternura...
Laia

Ahí estoy, con la puerta medio abierta...

Te dije que te contaría, pero no lo he hecho... SeñorSíSeñor volvió de sus vacaciones el domingo pasado y cuando llegó, lo primero que hizo fue darme un abrazo... una congoja atacó mis cuerdas vocales y me acurruqué en él... casi lloré... pero intenté no perder la calma con la idea de no alterar mi equilibrio y mantener una mirada prudente ante lo que estaba pasando y lo que iba a pasar... ¿podía confiarme? La despedida fue fría y amarga al menos para mi pues, me negué a darle ni siquiera un beso... en las tres semanas que estuvo fuera de casa, me mandó casi todos los días un mensaje con el móvil, a los que, sinceramente, en su mayoría no contesté.
Han pasado las horas y sigo sin confiarme... tengo la convicción de que, si lo hago, recibiré más disgustos... y no quiero... me niego... por eso, me mantengo tranquila pero seria. Si hay que reír se ríe una a ver si me explico, pero con mesura... no quiero los vaivenes de un tiovivo... no quiero hoy arriba y mañana abajo... no, me niego...
Esta actitud mia puede que esté recortando su comportamiento pues quizás venía preparado para mis exigencias y a tener que esforzarse más pero, no puedo hacer otra cosa...
Lo que sí voy a cambiar desde ya, es mi hora de acostarme y de levantarme. Me iré a la cama con él y me levantaré después de haber dormido ocho horas. Hoy ya no lo he cumplido pero a partir de mañana, así será.
Laia.

El Real Monasterio... (2)

Aún suenan en mi cabeza de una forma mágica, las notas que brotan del órgano en ese coro de muchos siglos... aún veo a la monja subir la angosta y empinada escalera para acceder a él...

Lástima que este vídeo no tenga como música de fondo, sus rezos en gregoriano...

Aunque es de mala calidad, aquí te dejo la inauguración del Museo de Telas del Real Monsaterio de Las Huelgas. Hay pocas cosas pero son muy interesantes.
Laia.

El Real Monasterio... (1)


Éstas son las primeras imágenes que tuve el placer de ver cuando me levanté, mi primer día en el Monasterio. Es difícil explicar que, no buscando respuestas de fe, encuentre tanta Paz entre estas paredes. Es difídil conciliar mis ideas religiosas con algunos discursos que se oyen en boca de las maravillosas monjitas que, con toda sencillez y humildad, promulgan cada día.
¿Cómo decírles que, cada una de sus palabras y buenas intenciones, cada uno de sus deseos para con el prójimo, cada sacrificio, cada oración y cada esperanza, son patrimonio de la Humanidad y se pueden pronunciar y hacer desde cualquier otra religión?
¿Cómo explicarles que, su dogma de fe, no es único en el mundo?
Digo todo esto porque, dos días antes de mi marcha, llegaron una madre y una hija, típicas tópicas ciudadanas de Madrid con sus peculiares actitudes y con una mentalidad propia de principios del siglo pasado. Y no pude por menos que sorprenderme ante su convicción de que su forma de ver la vida es, ni más ni menos, que la única digna y decente forma de ver la vida...
Así son: únicos en el mundo.
Los seguros, los convencidos, los iluminados, los llamados a la fe católica...
¿Por qué en España, los cristianos han de ser católicos, apostólicos y romanos?
No quiero que me entiendas mal, ante todo, soy respetuosa absolutamente con las creencias de los demás pero, si añadímos que fuí educada desde la religión no militante, chirrían dentro de mi los aspectos intolerantes de algunos integrístas, en este caso, católicos.
Mi respeto y mi cariño más afectuoso para esas mujeres que llevan hábito y que rezan en gregoriano. Ellas sí viven serenas y saben que hay mil maneras para llenar el espíritu y que, para llegar a nuestro Dios, el que cada uno de nosotros lleva dentro, todos tenemos nuestro propio rítmo y andamos por nuestro propio camino.
Así son de generosas y así viven la caridad.
Sé que no leerán estas líneas pero tengo que decírlo:
Gracias a toda la Comunidad por acogerme y quererme.
Y gracias por el agua del Jordán que cada noche bendecía nuestras cabezas al terminar Completas.
El Monasterio visto desde el banco donde me fumaba los cigarritos antes de la comida.
Se respira el paso del tiempo en cada suspiro de aire que mueve las nubes, siempre peregrinas y bonitas.
Laia.

La vida como una tela de araña...

Vida tranquila y ociosa en su justa medida... vida serena, estable y responsable. Vida vivida con ansias de vida. Esta noche estoy triste. Y no por SeñorSíSeñor que, desde que ha vuelto de sus vacaciones, está algo distinto, más ponderado en el trato e incluso, un pelín cariñoso...
La tristeza me viene por el dolor que siente mi hija pequeña, por su inestable situación emocional y por el peso del compromiso que ha asumido mi hija mayor que, después de haber protagonizado ella misma conflictos varios allá por su infancia y adolescencia, se siente con fuerza para mediar y dar cariño. Vida, sí, vida interrelacionada con más vidas y con más almas llenas de pánico y sin timón.
Un día, cuando los años hayan pasado y miremos hacia atrás, sonreiremos con nostalgia de un tiempo que perdimos entre rencillas y melancolías.
Una tela de araña brillante de amor sí, pero que te atrapa de igual manera y que genera miedos y desesperación.
Ya estoy más tranquila.
Gracias por estar ahí.
Laia.

martes, 2 de septiembre de 2008

Bonitos sueños...

Felices sueños.
Laia.

El corazón acelerado... mañana te cuento...

Bueno, quiero dejar también esta otra canción...

Hoy va de Nancy Sinatra...
Mi corazón hace: Bang Bang.
Laia.

Prometo pasarlo estupendamente...

Me despido por hoy con esta canción...

Las botas las tengo puestas... ¡y son para caminar!
Adelante y, para atrás, ni para coger impulso...
Lo prometo. Y tú, estás como testigo.
Laia.

Hoy es mi cumple...

Hoy es mi cumple...
Son cincuenta y dos...
Sobre las siete y media aproximadamente de la tarde, mi madre me parió con mucho dolor y esfuerzo... y parió a una niñita pequeña y muy delgadita que siempre tuvo problemas para pesar lo que debía...
Ahí empezó mi vida... en Berga, una tarde de septiembre, mes lluvioso y con tormentas que ha marcado mi vida. Para bien, por supuesto.
Si podéis, visitadlo, es un lugar con encanto y magia.
Allí tenemos una convicción:
El que va, se queda. Y, la estancia, siempre hace que aflore lo que llevas dentro a la enésima potencia. Así, el que es bueno se hace más bueno y, el que es malo, también se hace mucho más malo. No hay medias tintas. Y, si no tienes más remedio que marcharte, siempre vuelves... siempre.
Estoy contenta:
Hoy es mi cumple...
Laia.

Ya he vuelto... objetivo cumplido...

Ya he vuelto... objetivo cumplido: mi viaje a Burgos ha sido inmejorable.
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Junto a la puerta que da entrada a la Hospedería, a éste lado de una verja que los de Patrimonio ya habían cerrado a las ocho y media de la noche, mirando al mundo desde una clausura voluntaria y sentada sobre un escalón con muchos siglos, fumando un cigarrillo casi a escondidas y mientras esperaba una tertulia que prometía lo que no fue, ésto era lo que mis ojos contemplaban...
Una visión apacible y misteriosa arropada en el silencio de un monasterio arraigado en un pasado muy lejano y que, gracias a la gestión de las monjas, es un lugar con encanto y magia, que cobija al peregrino y al solitario, al que busca nuevas experiencias y a todo aquél que quiera llenarse de PAZ y serenidad.
Esta imagen se quedó grabada en mi retina la última noche que pasé allí...
La tertulia fue agradable e interesante y el descanso que vino después, gratificó mi cuerpo y mi mente. Y mi espíritu.
Ya he vuelto.
No tengo tiempo para contarte mucho pero, en cuanto pueda, vendré a compartir contigo algunas cosas que han pasado en estos días y también el reencuentro con SeñorSíSeñor...
Cosas que, por fin, no son malas. Cosas bonitas, emotivas, emocionantes, sorprendentes...
Mañana si puedo, te cuento...
Laia.

domingo, 24 de agosto de 2008

¡Hasta la vuelta...!

¡Hasta la vuelta!
Laia.

Piensa en mi...

No te dejo... sólo te digo "hasta muy pronto"

Canción hermosa donde las haya...
Si puedes, piensa en mí un poquito... estoy segura de que me llegará...
Laia.

Bonitas flores para decír, hasta pronto...

Te dejo unas bonitas flores de despedida...
Dentro de una semana, cuando vuelva, te contaré cómo me lo pasado.
Estoy deseando llegar y sentarme en aquél espectacular coro y oír a las monjitas rezar en gregoriano, es maravilloso.
Tienen unas voces preciosas.
Y es una suerte que, independientemente de la fe que uno tenga o incluso, no creyendo en ningún dios del Olímpo, haya alguien que consagre su vida entera para rezar por TODOS nosotros.
Al mundo le hace falta mucha espiritualidad...
Eso creo yo, al menos...
Laia.

Un tattoo...

Me he hecho un tattoo en la rodilla... cuando SeñorSíSeñor lo vea, veremos qué va a pasar... de momento, le mandé una foto con el teléfono móvil y no supo lo que era o no le ha llegado la foto, porque no me ha dicho nada... el tatuador me decía que no me preocupara, que era mi cuerpo... pero me costó decidirme por miedo a las broncas... pero, ¡ya está hecho! Diseñé una ache, inicial de mi apellido y nos la hemos tatuado mi hermana, mi hija pequeña y yo. En la rodilla, por la parte de afuera. Después de tenerla tatuada nos dimos cuenta de que, en el diseño de la ache, estaba encriptado el apellido entero... ¡qué fuerte! Hay que ver cómo funciona el subconsciente...
Mi hija mayor se puso un pearcing en el dedo de la mano pero, se lo han tenido que quitar en urgencias porque se le había infectado. Le han tenido que poner la inyección del tétanos y todo y está tomando antibióticos. En fin, son algunas de las cosas que han pasado esta semana.
Voy a planchar... que es mi eterno problema, mi sacrificio perenne, mi suplicio más grande...
Pero después, me iré a Burgos. Mañana a las diez.
Laia.

Me voy...

Me voy por una semana. Ya te había dicho que tenía reservada habitación en el Monasterio de Las Huelgas Reales de Burgos... pues mañana a las diez en punto sale el tren. Espero cumplir el objetivo que llevo: descansar, descansar y descansar. Y ser LIBRE, olvidarme de todo lo que me hace daño y sobre todo, liberarme de tantas prevenciones, precauciones y cuidados para que no se enfade nadie, para que no se ofenda nadie, para que estén contentos o, al menos, lo más cómodos posible... que, menuda idiotez por mi parte pues, haga lo que haga, pocas veces lo consigo...
Pues sí, me voy toda una semana... y aún no tengo hecha la maleta... es más, aún tengo que plancharme alguna ropa que me tengo que llevar... uffffffff, me faltan fuerzas para hacer lo más normal, lo más fácil, lo sencillo y lo cotidiano. ¡Necesito una aventura! Algo que me saque de este impás en el que me encuentro... una aventura, por ejemplo en... ¿Egipto? Jejejejejeje, sería estupendo... alguna vez "caerá" y por supuesto, te lo contaré...
Laia.

jueves, 21 de agosto de 2008

¡Que vivan las mujeres!

Cuando aún brilla el sol y a veinticuatro horas de la tragedia de Barajas, no sólo vengo a dejar mis condolencias, también vengo a gritar por las mujeres pues, en los últimos días, algunas han muerto a manos de sus verdugos...

¿En qué mundo de locos estamos viviendo?
¡Que vivan las mujeres!
Gracias Miguel, por tu énfasis y por tu compromiso.
Laia.

Estamos de luto...

Estamos de luto.
Más de ciento cincuenta personas muertas en el accidente de ayer en Barajas.
Mi más sentido pésame a todos los familiares de los fallecidos y los mejores deseos de recuperación para los que han sobrevivido a esta tragedia horrorosa.
Laia.

sábado, 16 de agosto de 2008

Un ratito de tu vida...

Gracias por estar ahí y por venir a compartir conmigo un ratito de tu vida...

Laia.

Una ayudita para dormir...

Una canción que me ha costado encontrar...

Cuando era pequeña, sonaba en la radio casi todos los días...
Laia.

Me declaro, cazadora...

El tiempo camina, bordea los cuerpos y los empuja ora al suelo, ora al universo... el tiempo vive, respira, suspira y grita cuando le hieren... el tiempo es un ente que engulle a diestro y siniestro... el tiempo no tiene amigos y se desparrama cuando quiere... el tiempo nació sin madre y no lleva pañales... el tiempo, experto en cálculo y aritmética...
¡Cuántos tesoros se ocultan en el tiempo!
¡Cuántas fórmulas incompletas!
¿Cuándo se acabará el tiempo?
Mientras lo descubro, me declaro cazadora de tiempo...
Laia.

Una llamada...

Hoy he descubierto que estoy esperando una llamada...
no me había dado cuenta pero sí, espero una llamada atenta y cercana, con el interés de querer saber cómo me encuentro y si le echo de menos... no dejo de sorprenderme a mi misma... soy cabezota y soy bastante absurda, lo sé... te lo cuento para oírmelo decír... para enfrentarme a mi propia estupidez... no la he recibido, claro, ¿para qué? pero me manda algún mensaje con el móvil cada dos días aproximadamente... supongo que ése es el esfuerzo al que puede someterse a sí mismo... pero en realidad, lo que yo pienso es, que ése es el esfuerzo que según él me merezco...
Hoy hemos comido mis sobrinos y yo en casa de mi hija mayor. Ha sido agradable. Como me duele mucho la espalda y la cadera, me estiré en su cama para descansar y acabé dormida como un lirón y es que, en cuanto consigo la postura cómoda que me libera del malestar, me quedo sopa en segundos... arrastro tanto sueño... ahora son más de las cinco y media de la madrugada y no tengo ganas de dormir pero, como empiezo a sentir molestias de nuevo, me iré a la cama en breve...
Laia.

"Un libro..."

Un libro abierto por la penúltima página, la que marca setenta y unas lentes redondas sobre la mesa... un anciano mirando por la ventana y pensando en sus cosas, básicamente, las que ocurrieron en el pasado... la lluvia caía sin ruido porque el alerón del porche impedía que chocara contra los cristales... no hacía frío, era un otoño cálido que la humedad de los chaparrones diarios no conseguía enfriar... cinco años con aquél pequeño libro y cada día, alcanzaba a girar una sola de sus hojas... repasaba los párrafos tantas veces como quería de una forma minuciosa y, al cerrarlo, acariciaba suavemente sus lomos... ¿qué le faltaba a él para conseguir el milagro? ¿por qué no llegaba a la conjunción de los dos mundos? ¿acaso él no era creyente? Si tenía fe en lo desconocido... ¿por qué entonces no ocurría? Era muy posible que todo fueran invenciones suyas pero, por si acaso, cada tarde volvía a coger el libro, lo abría como se cuida una flor y se disponía al adiós... el anciano confiaba que, en el momento más inesperado, daría con el párrafo que abriera la puerta de lo desconocido... mucho le había costado abrir sus tapas para leer y, cuando lo hizo, lloró con miedo y con emoción... toda una vida consagrada a las letras, a los mensajes que hay encriptados en ellas... dedicado a coleccionar palabras con misterio, a encontrar significados ocultos tras los pensamientos y las intenciones de los que las escribieron... estaba seguro de que aquél libro reunía todas las fantasías que un hombre podía imaginar y, sobre todo, que con aquél libro entre las manos, podían ser materializadas...
Una cabellera blanca y lacia cubría los pensamientos de aquél hombre solitario que, sin embargo, vivía rodeado de una familia cariñosa que lo mimaba sin tapujos...
La puerta de la habitación se abrió de repente dando un portazo y un niño morenito y con el pelo ensortijado se agarró a las rodillas de su abuelo... la madre llegó tras él con la intención de volver a ponerlo sobre su silla y ante la merienda... pero el niño no quería fruta... la madre lo cogía de la mano... el abuelo sonreía... "déjalo un rato conmigo" y la hija cerró la puerta...
"A ver Carlitos, ¿qué pone aquí?" El niño, espabilado y precoz en los temas de aprendizaje, leyó para su abuelo...
Aquél día, en aquella espera lluviosa y serena de otoño, sonaron las palabras mágicas y él lo supo aún sin verla... del fondo del pasillo fue acercándose una silueta difuminada por la oscuridad de la tarde cuando muere...
"Díle a tu madre que me voy con la abuelita, anda, ve y díselo..."
Carlitos abrió la puerta con el entusiasmo de los niños hiperactivos y salió gritando a su madre el recado de su abuelo...
Cuando la mujer apareció, apenas en unos segundos, su padre se había ido... lloró, claro, porque le amaba, pero se sintió dichosa al ver que su padre había conseguido lo que quería... había muerto rodeado de sus libros, de sus reliquias, de sus trofeos y tesoros... y con el único libro que había leído en los últimos años, el que su madre tenía entre las manos el día que le dio el infarto...
Laia.

viernes, 15 de agosto de 2008

La noche se acaba...

Que la Luz del día alumbre tu vida...
Laia.

Si podemos, amaremos...

Ahí andamos, con una pamela preciosa en la cabeza... con flores en las manos... con la espalda como bandera: adiós a lo caduco, adiós al árbol truncado...
Ahí buscamos, entre las flores de los muertos... ahí lloramos y reímos con el misterio escondido, masticando la duda y rumiando un futuro...
Si hace falta gritamos, si hace falta, nos vamos...
Pisamos la hierba despacio, pero no es suficiente ni el esmero ni el cuidado...
Si podemos escuchamos y si podemos, hablamos...
Con lánguido descuido nos abandonamos a la espera de la utopía, al ansia famélica del que vive por la piel...
Si queremos, podemos... si podemos, amaremos...
Laia.

Flor de un día...

Me encontré una flor rara en el jardín, al caer la tarde...
Como la noche estaba cerca, los colores relucían sin artificio...
No había sol que la iluminara, no había calor que la avejentara.
Sus matices eran únicos, como genuina su tersura y fresca su fragancia... ¡ay! flor única que has caído del cielo... ¿en manos de quién te hubiera gustado hermosear?
Tu mortal belleza, tu fírme tallo y ya cadáver, tu delicada piel envuelta en estertores... tú no lo sabes, pero eres flor de un día, mas, ¿qué importa, si me has regalado vida?
Laia.

Como las olas...

Como las olas, es la vida: con su fuerza e intensidad van trayendo y llevando aquello que al parecer, el azar nos depara...
Pero, ¿es el azar, el destino, o hay algo más? Hoy toca sosiego... hoy, los hados han sido generosos conmigo y me han regalado un día tranquilo... ya no hace calor sino más bien, las temperaturas han bajado mucho para ser agosto. Van pasando cosas, cosas que no entiendo y que quizás nunca llegaré a entender pero, la vida va pasando con su fuerza y con su intensidad.
Mañana, día de la Virgen, es festivo en España. No hay casi gente por la calle y los pocos que hay, van y vienen a su destino con prisas. Las tiendas cerradas, las cafeterías cerradas... ésta quincena, es vacacional. Me maravilla observar cómo la gente vive con ilusión ésta etapa del año. No importa a dónde vayan ni con quién, lo que les sirve para recargar las pilas es salir de su rutina, de sus casas... de sus vidas... para experimentar nuevas situaciones, fantasear con circunstancias mejores, pavonearse de supuestas realidades al no tener testigos que puedan frenar sus pretensiones y chulerías... ésos son los veraneantes que, cuando vuelven, se empotran contra su autentica realidad... ¿por qué la gente es tan orgullosa? ¿Por qué necesitan engañar y falsear su vida? Lo que somos y lo que tenemos es algo de lo que deberíamos sentirnos satisfechos y no querer aparentar lo que no somos...
El verano se acaba... la rutina está a punto de empezar... el mes de octubre está cerca, y empiezo a sentir un poco de miedo: ¿sabré o podré iniciar el cambio final de esta etapa?
Laia.

domingo, 10 de agosto de 2008

Ya amanece...

Buenas noches cuando en este lado del mundo, ya amanece...
Laia.

Canciones que hablan de Libertad...

Como colofón a la temática de las películas, te dejo "Un Canto a la Libertad"

Canta José Antonio Labordeta, personaje típico de Aragón, profesor, cantautor y en la última Legislatura Diputado pero, lo que más define a éste hombre, es su peculiar personalidad, que le hizo enfrentarse (defendiéndose de las mofas y de las burlas), a los políticos de la oposición, con mucha originalidad...
La canción se llama así pero, en realidad, ha quedado integrada en la historia, como un canto a la libertad, junto a otras como:

"Al vent" de Raimon. Una historia, la de esta canción, con mucho simbolísmo.
Y como:

"L'estaca" de Lluis Llac. Una letra cuyo mensaje, al igual que las demás, con unas metáforas que pasaron "desapercibidas" por los censores de la época...
Por último, dejo también otra canción mítica de Paco Ibáñez, que la cantaba en París porque en España no podía:

"A galopar". En este vídeo podemos disfrutar la declamación de Rafael Alberti, autor del poema y la participación del estusiata público que los acompañaba.
Nada más... hoy ha sido prolífica mi noche y lo he hecho para que lo disfrutes.
Espero que haya sido así.
Laia.

Hoy sugiero dos películas españolas...

Esta noche también quiero sugerir dos películas:

Es parte de nuestra historia. Es una película dura pero preciosa y llena de vida, aunque hable de muerte. Las circunstancias personales y familiares de unas jóvenes a las que detuvieron y posteriormente fusilaron en nombre de no sé qué dios, no sé qué justicia y sí sé qué orden...
"Las trece rosas."
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La segunda es, aparentemente, menos dura, pero si te fijas en los personajes y no te dejas llevar por la música...

Se trata de un grupito de faranduleros que sobreviven durante la guerra civil española de pueblo en pueblo, con sus canciones y puestas en escena precarias. No quieren meterse en nada para, como digo, poder seguir vivos así que, cantan para los que están venciendo o han vencido pero, ¡ay! el corazoncito habla aunque quieras amordazarlo...
Y, en este "Suspiros de España" queda muy bien reflejado lo que digo.
Para terminar, te dejo otro vídeo de la misma película, continuación del anterior.
Espero que la disfrutes cuando la veas. Es una joya del cine español. Sin duda.

"Ay, Carmela"
Vívela con la intensidad del trabajo bien hecho de estos actores que son soberbios.
Laia.

Pongo las manos con cuidado...

Pongo las manos para no caer ni resbalar... pongo las manos con cuidado, sobre todas las superficies que me rodean... busco con tiento el equilibrio, quizá demasiado despacio, pero sigo poniendo las manos con tiento y me aferro a lo que toco y a lo que noto...
Mis huellas quedan grabadas, mis dedos dibujan sin sentido, las formas se desparraman...
El camino sigue limpio aunque yo no lo vea.
Las marcas que mi piel deja sobre la niebla, quedarán para siempre en el archivo sustancial de la propia tierra y siempre habrá una pizca de mi ser sobre su faz... un poquito de mi pelo, un ligero desvelo... la esencia de una lágrima que cayó cuando vivía... al igual que hoy, sé que yo miro y toco y siento lo que a alguien se le cayó sin saberlo...
Laia.

Alegría...

Esta mañana al despertar, descubrí un muro que no me dejaba abrir la ventana...
Enojada y haciendo acopio de todas mis fuerzas, lo rompí con las manos, a golpes de puño cerrado. Ayudándome con todo cuanto encontré a mi lado. Aprovechando la energía que la furia me daba. Usando las uñas y hasta los dientes...
Cuando descubrí lo que había al otro lado, me dí cuenta de que, detrás de los miedos, hay un mundo que me espera...
Y entonces pensé en dejar un nuevo deseo en ese árbol pintado:
Alegría.
Laia.

No hay dolor que cien años dure...

Con mis gafas verdes y mi pelo corto, si lo pintamos de rubio y le ponemos unas cuantas arruguitas a ésta cara, podría ser yo... por la mirada abierta, por el cuaderno en la mano, por las uñas pintadas... pero, me falta la garra que se vislumbra detrás de esos ojos grandes. Me falta la astucia del audaz, la decisión del que se siente seguro.
Mi color preferido es el verde y los tonos de este dibujo son para mi, un estímulo para la paz y la claridad de mente... voy recuperando la estabilidad de poquito en poco y ya me siento mejor... estoy llena de proyectos que, no podré alcanzar totalmente pero, lo que me importa, es que están ahí... despacio, iré haciendo...
Mis sobrinos han llegado hoy. No esperaba disfrutar de ellos así que, ha sido un regalo.
Aunque me siento cansada y tengo un impertinente dolor en el costado derecho, estoy segura de que será estupendo pues, no hay dolores, que cien años duren...
Laia.