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domingo, 10 de agosto de 2008

No hay dolor que cien años dure...

Con mis gafas verdes y mi pelo corto, si lo pintamos de rubio y le ponemos unas cuantas arruguitas a ésta cara, podría ser yo... por la mirada abierta, por el cuaderno en la mano, por las uñas pintadas... pero, me falta la garra que se vislumbra detrás de esos ojos grandes. Me falta la astucia del audaz, la decisión del que se siente seguro.
Mi color preferido es el verde y los tonos de este dibujo son para mi, un estímulo para la paz y la claridad de mente... voy recuperando la estabilidad de poquito en poco y ya me siento mejor... estoy llena de proyectos que, no podré alcanzar totalmente pero, lo que me importa, es que están ahí... despacio, iré haciendo...
Mis sobrinos han llegado hoy. No esperaba disfrutar de ellos así que, ha sido un regalo.
Aunque me siento cansada y tengo un impertinente dolor en el costado derecho, estoy segura de que será estupendo pues, no hay dolores, que cien años duren...
Laia.

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