
Hoy es uno de mis días nuevos. Recién nacidos, descubiertos y vividos con desconcierto pero, son nuevos y son bellos... ¡tengo toda la vida por delante! Y tengo que pensar lo que voy a hacer con ella, sin desperdiciar ni un segundo.
No quiero perder mi tiempo con quien no quiere compartirlo conmigo. Ya sé, querido lector/a que me lees, que es algo que, a mis casi cincuenta y un años, debería tener claro pero, no ha sido así.
Las cuerdas de este arpa, preciosas por lo valiosas, están tocando la nueva banda sonora de mi vida... y me gusta... y me hace ilusión...
No volveré a malgastar mi fuerza. He llamado a algunos amigos y estoy pletórica de ilusión pues, ¡no sé cómo podía dudarlo!, todos han reaccionado como si estuvieran esperando que les llamara. Como si nunca hubiera dejado de verlos. Como si no pudiera ser de otra forma...
Tengo mucha suerte. Soy muy afortunada. Dispongo de una gran riqueza... por eso algunos me envidian mucho. Ahora lo veo con claridad.

Pero yo he encontrado la forma de agrupar esas raíces y de no involucrarme con las que no son mias. Me costará hacerlo bien, pero ya sé cómo se hace... tardaré en aprender a moldearlo todo pero lo haré... y no perderé la calma. Porque, ¿no estaba yo cayendo en lo mismo que estaba criticando? No tengo la vida que quiero porque he dejado en manos de otros mi vida. Y la gente en general, es muy envidiosa así que, aunque sea desde el subconsciente, prefiere que fracases porque ellos, ya lo han hecho... ellos ya han desistido, si es que alguna vez lo intentaron.
Te contaré otro de mis secretos. También SeñorSíSeñor me tiene envidia... envidia por su hermana, envidia por su madre hasta cierto punto, envidia por sus amigas, envidia por él mismo, pues no tiene los redaños que no puede evitar tener que reconocerme. Le duele que su hermana no tenga la "suerte" que tengo yo. Le duele que su hermana no "sepa" lo que sé yo, producto y consecuencia de la "suerte" que he tenido en la vida y nunca por mis propios e intransferibles méritos, capacidades, habilidades o esfuerzo y sacrificio. Su criterio hacia mi es, como el que se tiene de una persona incapaz de ser honesta, inteligente, capaz de ser leal y comprensiva y por supuesto, no digna de sus deferencias... jajjajajajajja
Yo lo veo al revés. Con la diferencia fundamental de que yo no le he apartado de mi vida y le otorgo por decreto unas virtudes que, es evidente, no posée.
Mi marido, me envidia. Por sí mismo y por algunas de las personas que admira y por las que pierde el seso. ¡Qué bueno! Tengo más armas de las que pensaba y yo, creyendo que me moriría si él me dejaba, si él ya no me quería... ¿me ha querido alguna vez? ¡A su manera! Buena forma de decir, que nunca ha estado dispuesto a querer a Laia, sólo se ha querido y se sigue queriendo, a sí mismo.
Laia.
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