¿Oyes el sonido profundo de la propia vida?

MENSAJE A MI LECTOR:

Para que encuentres sentido a mis palabras, te sugiero que las leas con el orden que las escribí... consulta el archivo.
Aunque siempre puedes elegir las etiquetas. Tú decides.

Gracias por la visita.

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Vuelve cuando quieras... te espero.

viernes, 22 de junio de 2007

Hoy me siento bien... lo siento por tí...

Cuando me puse delante de este cuadro en el Louvre, me quedé absolutamente pegada al suelo. Algo fantástico me atrapó y esos ojos "raros" me hipnotizaron... y tardé mucho en moverme. Poco a poco conseguí abrirme paso entre los turistas y llegué a primera fila, justo delante del cuadro y con espacio suficiente para moverme evitando los reflejos y contraluces del crital que lo protege... fué algo impresionante ver, cómo me miraba "aquella señora"...
Qué bonitos días pasé en París... pero, como siempre, acabaron en batalla así que, allí íbamos por los Campos Elíseos, uno en una acera y el otro en la contraria... ufffff... qué cansancio...
Por algún motivo necesitaba recordar aquello... ya lo he hecho y no voy a seguir...

En aquellos tiempos, no estaba gorda, sólo llenita. Ahora, en este momento me siento bien. Algo agitada tal vez por montones de sensaciones casi nuevas porque, hacía tanto que no las notaba... y me ha estimulado, aunque creas que es imposible, el oler durante un buen rato montones de perfumes... una especie de bruma aromática me envuelve... la mezcla me gusta...
Y es que, estoy gordita sí, ¿y qué? Me siento bien.
Un día encontraré con quién bailar y entonces, me sentiré infinitamente mejor que hoy, que ayer y quizás mejor que mañana porque, seguro, no será mañana cuando encuentre mi pareja de baile...
Bailarrrrrrrrrrrr...
Bailarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr...
Bailar hasta que el cuerpo aguante y después, descansar con la complicidad del que ha disfrutado contigo...
Bailarrrrrrrrr...

Laia.

jueves, 21 de junio de 2007

Así me has tenido: suplicando y llorando... hoy estoy bien... mañana estaré mucho mejor... ¿vienes?

Así me has tenido y así me he sentido... sin embargo, las cosas han cambiado: si quieres ayuda la tendrás pero, si pretendes seguir sometiéndome, no lo voy a permitir...
Las cosas han cambiado. Yo soy fuerte, soy valiosa, soy buena, soy inteligente, soy capaz de todo lo que me proponga...
¿Quieres venir conmigo? A pesar de todo, te estoy esperando...
Hoy me siento bien porque he comprendido y porque noto dentro de mi el equilibrio que había perdido hace mucho tiempo. Por fín he encontrado el cabo que me ayudará a desenrollar este caos. Por fín...
Laia.

AMOR NEGRO... amor desesperado... amor fallido... SeñorSíSeñor...

Estás perdido... ahora lo veo.Lo veo tan claro que me duele muy dentro. Eres un enfermo de amor. Tus carencias son más hondas de lo que yo imaginaba. ¡Qué triste! Estás muy perdido. Y sigues enganchado a tu mamá porque, aún siendo algo nefasto y lo sabes, es lo que te mantiene estable emocionalmente. Te ayuda a vivir sin caer al abismo de los sentimientos y las emociones, cosas que no sabes cómo canalizar porque no las entiendes, porque, cuando eras pequeño y estabas al cuidado y bajo la responsabilidad de tus padres ellos te machacaron "Para hacerte un hombre" "Por tu bien" "Porque el día de mañana nos lo agradecerás" "Porque para 'ser algo' en la vida hay que sufrir" Y sobre todo, por los mil prejuicios que arrastramos en la vida y que sin darnos cuenta imponemos a los demás. Y no quieres que se sepa. No quieres ni siquiera ser consciente tú mismo de ello... estás muy, muy, pero que muy perdido. No puedes reconocer el daño que te han hecho así que, no puedes liberarte de él. Sin embargo, eso no te disculpa de lo que me has estado haciendo durante tantos años. ¿Qué? ¿Era más fácil para tí hundirme que amarme? Es muy duro para mi descubrirlo.
Has sido una víctima, sí y lo siento, pero yo lo he sido tuya, Nunca podré olvidar por dónde he
tenido que pasar casi cada día compartido contigo, para poder sobrevivir. He estado a punto de no salir del pozo tan hondo en el que me habías metido... con mi beneplácito romanticoide, infantil e ingenuo. ¿Por qué no has podido quererme más a mí que a tus propios rencores? Habrías evitado un montón de cosas, incluido el dolor que me has infligido. ¿No has podido quereme un poco más? Sólo un poco más hubiera sido suficiente... sólo con que no hubieras puesto nada ni a nadie entre los dos, hubiera sido suficiente. Otro secreto: mi marido es un cobarde.

Laia.

lunes, 18 de junio de 2007

La realidad...

Quiero decirte cómo me siento. Y lo voy a hacer aunque estoy pensando seriamente si no seré yo también egocéntria. Me siento mal. El SeñorSíSeñor con el que comparto el aire que respiro está fatal. Hoy ha tratado injustamente a una de mis hijas en medio del bar donde estábamos. Y estábamos allí porque ella intenta hacer cosas que nos ayuden a entendernos y a querernos así que, nos propone salir a tomar el aperitivo y habla y nos pregunta cosas y nos explica otras... esa es su forma de ayudar. Pero claro, para que las cosas vayan bien, todos hemos de querer. Y el SeñorSíSeñor de los cataplines, haciendo honor a su ágrio y déspota carácter, avasalla a quien le sale de sus mismos cataplines. ¡Qué dolor siento! ¡Quiero PAZ! ¡Tranquilidad! ¡Armonía! ¡Respeto! ¡Amabilidad! ¡Delicadeza! ¡Sensibilidad! ¡Amor!
SeñorSíSeñor está jugando con fuego. Se está jugando su equilibrio, el poco que tiene. Va contra natura. Va contra corriente. Y esas cosas se pagan. Un día, cuando se dé cuenta, pedirá perdón, quiero pensar, pero, ya habrá destrozado unas cuantas vidas. Y sólo, por quererle...
Me siento muy, muy mal. No veo salida a mi vida. Una salida amable sin lucha y sin dolor.
Laia.

domingo, 17 de junio de 2007

Un suspiro bonito y con buen sabor...


Unas flores y unas fresas para relajar el momento. Debes disculpar que siempre me esté lamentando, es muy difícil olvidar que te has equivocado en mucho o quizás en todo...
Me lamento porque las alas se me han roto y ya no tengo tiempo para encontrar remedio o consuelo...
Me lamento, porque opté por un proyecto de vida que no han sabido compartir... y me lamento porque me engañaron, porque me confesaron un ideal que no han respetado.
Me lamento, porque el desencanto se acomoda en mi almohada, mojándose cada noche con mis lágrimas...
Laia.

Gritar y esperar... eso es lo que hago...

Quiero oler los olores de mi tierra, de mis fiestas, de mis calles, de los rincones sombríos que me remontan a la infancia...
Quiero vivir con mi gente, con mis constumbres, con mis tradiciones...
Echo de menos la normalidad de la vida que conocí... y no reconozco la vida que tengo como parte de mi vida...
Me apartaron por amor de todo lo que quería y a cambio, solo tengo soledad. Una soledad que duele mucho más por estar tan lejos de los lugares que me dan indentidad.
Estuve el La Patum. Respiré con ánsia el olor y los resíduos de pólvora hasta que me dolieron los pulmones. Y lloré mientras la noche avanzaba, mientras me sentía extranjera a dos pasos del hospital donde nací. Me han roto el alma. Me han quemado mi casa. Me han pisoteado todo lo que era importante para mí. Lo han hecho poco a poco. Y no me he dado cuenta.
Bebí libertad en cada sorbo de vida. Conocí lo que es entrañable y también la lealtad y todo eso, me hizo sensible y sentimental. Sin saber defenderlo, he resistido todos estos años y ahora, no tengo suficiente dulzura para cambiar lo que tengo y mis alas siguen rotas para volar hacia lo que quiero... hacia lo que necesito, hacia lo que espero...
Los que hemos nacido como yo lo hice, estamos marcados con el fuego de la pasión y la intensidad pero, cuando la vida nos hace el giro, nos quedamos huérfanos y nos sentimos olvidados y nunca comprendidos. Nos utilizan, nos vampirizan, nos engañan porque resulta fácil y nos manipulan porque somos incondicionales... Los que hemos nacido donde yo lo hice, necesitamos del calor del hogar, de la leña chispeando entre las piernas, del crujir de la nieve bajo las botas y de la visión de las montañas agrandando el tamaño del alma...
Laia.

Esta noche vengo a gritar... porque quiero volar y no puedo...

Vengo a gritar, sí. Porque mis alas están rotas y no puedo volar. Y necesito salir de este lugar sombrío... ¿acaso no lo véis? Me estoy ahogando... pero voy a desvelar otro de mis secretos: tengo mucho miedo...
Necesito gritar pues quiero volar y no puedo porque tengo miedo... ¿así se resume lo que me pasa? Entonces no es justo que culpe a SeñorSíSeñor de mi activa cobardía... ¿no?
No, no y no... lo que pasa es que mis alas están rotas... pero miedo también tengo. Mucho miedo.
Miedo a la soledad más oscura y traumática. Miedo a la soledad del que tiene compañía...
Miedo al miedo de tener miedo. Miedo a perder algo que nunca he tenido. Miedo al dolor y miedo a las heridas que no curan nunca...
Quiero volar lejos para que los nuevos aires sequen de una vez las cicatrices... quiero mirar al frente con una sonrisa y con la PAZ muy metida en el alma... necesito encontrar a un médico que sepa de alas rotas y miedos nocturnos. Él me ayudará en secreto y desde el silencio.
Vengo a gritar muy fuerte, tanto, que esta noche puede que no me importe asustarte...
Quiero gritarle al mundo que no lo acepto. Que no quiero participar de este miserable chantaje. Que no estoy dispuesta a seguir olvidando. Esta noche vengo a gritar llorando porque mis alas se han roto hace tiempo y no puedo volar para salvar mi cuerpo...
Grito: ¡Socorro! Por mí, pero también por tí. ¡Quiero volar y no puedo! Porque tengo miedo. Lo confieso.
Laia.

Corazón extraído de la propia tierra... mi elemento...

Aquí está mi corazón... lo ofrezco, por si fuera suficiente como humilde ofrenda para cambiar un poquito el color de la vida... para poner alas a las sonrisas de los niños y así transportar rápido y gratis, la honestidad de la inocencia y la verdad del que no odia...
Ayúdame a cambiar el color de la vida de todos los que sufren, de todos los que lloran, de todos los que se sienten abandonados de la mano de cualquir dios...
Laia.

Quiero que lluevan sueños... para que broten estrellas en el suelo...

Noche sin estrellas... a punto de llover sobre la tierra... desde los nublados cielos donde los sueños perturbados y amenazantes oscurecen la alegria que se empeña en renacer... cada día empieza el último de los días... no te dejes entristecer porque, cuando llege, todo pasará igual de rápido que cuando te rompíste el brazo o la plancha te cayó sobre el pie: ¡en un abrir y cerrar de ojos! Y después, la gente se acordará de tí e incluso, alguna lágrima limpiará sus ojos pero, has de saber, que tu tiempo ya no podrá retroceder, aunque aún no sepas que ya te has ido... ¿me entiendes? Vive tus días y tus noches consciente de que no son tuyos, que te los han prestado para cumplir con una misión... Encuentra la tuya antes de que se acabe el tiempo... escucha lo que llevas dentro y fíjate en lo de fuera...
No hay nada que justifique el egoísmo.
Quiero cambiar el mundo, ¿sabes tú cómo hacerlo? ¡Ayúdame!
Noche sin estrellas y muy pronto mojada por la lluvia que pule el manto de la tierra que pisamos en la vida... estrellas que no tienen noche alguna para brillar... estrellas olvidadas en un lugar perdido...
Miro por la ventana y veo pasar el frío cabalgando sobre las nubes oscuras y el viento tímido que quiere empujar en junio... ¡no es tiempo para vientos! ¿Dónde está la LUZ y el calor de los corazones que buscan a quién amar? ¿Por qué dejámos a los egoístas que diríjan el mundo? Si todos morimos igual que nacemos... ¿acaso alguien lo duda? Yo no conozco a nadie que se haya podido llevar algo al otro lado...
Laia.

jueves, 7 de junio de 2007

Soñando que el pasado cambia... y al final, la vida encaja...

Porque, si cambio el pasado, sin duda mis días serán diferentes. No sé si mejores, pero desde luego, no serán iguales... ¡Qué tontería! ¿Verdad? Lo sé, ya sé que no es posible pero, no digas que no sería estupendo... y por favor, déjame que sueñe. No me quites la ilusión y deja que los murmullos de días oscuros abandonen su habitual rincón. Verás... si un día, cuando era muy pequeña, no hubiera soñado mi vida, ahora no estaría sufriendo. ¿Puedes entenderlo? Porque soñé con una utopía sin saberlo. Porque esperé y esperé sin conocer el riesgo. Los caminos que serpentéan mi existencia tienen LUZ, pero a veces cierro los ojos y no la veo, y siento cómo las tinieblas tocan mi piel queriendo enfriarla pero no la dejo. ¿Entiendes lo que te digo? Así que, si decido cambiar mis días, lo haré soñando y será perfecto. Porque quitaré aquí y pondré allí hasta conseguirlo y, cuando me despierte, seguiré con mis secretos y con mi silencio. Porque en el fondo, no necesito contárselo a nadie más que a tí, que vienes a verme cada noche a escuchar más murmullos, más secretos y más suspiros. ¿Me acompañas? Empecemos... recordando que soy una mujer gorda. Siempre he tenido una especie de complejo en este sentido porque, en realidad, nunca me ví todo lo delgada que quise estar. Aunque nada que ver con el tema anorexia que vivímos ahora y, por otro lado, ojalá estuviera "tan gorda" como yo me veía entonces. Bien, pues, como me veía gordita y bajita, nunca pensé que tendría novio, noviazgo, boda por amor y que sería recíproco. Pero a la vez, era enamoradiza y tenía mil fantasías románticas así que, como ya he dicho, era una especie de complejo que realmente no me hacía sufrir demasiado, más bien se quedaba para los momentos de bajón y abatimiento y entonces era cuando me sentía la más gorda, la más baja, la más fea y la más antipática hundiéndome definitivamente entre el llanto y el hipo. ¡Pues lo cambio! ¡ZASSSS! La VaritaMágica ha actuado... y veo que nunca me preocupó si era guapa o no porque sabía que lo era. Y también sabía que mis ojos atraían a la gente y los admiraban, y que tuve muchos pretendientes guapos e inteligentes que seguían mis pasos... ¿acaso no está ahí el recuerdo si me pongo a buscarlo?
Aquello me dio seguridad y equilibrio porque me lo creí y, cuando llegó mi gran amor queriendo cambiarme mientras decía que me quería, supe corresponder con decisión y firmeza. Y supe decir NO. Por eso, porque supe ser yo misma defendiéndome, mis días están llenos de respeto. El que recibo y el que ofrezco.
Laia.

miércoles, 6 de junio de 2007

El pasado se despierta...

Llevo toda la noche viendo unos programas de televisión que me han hecho volver al pasado. Son programas en donde nos cuentan la transición y los tiempos anteriores, en los que, se pongan como se pongan los fachas madrileños, estábamos sometidos a una dictadura y, a un dictador de mierda, pequeño por dentro y por fuera. Tiempos duros aquellos en los que, por decir algo, una mujer no podía ni abrir una cuenta corriente con su propio dinero ganado con su trabajo y esfuerzo, si su padre, su marido o, algunas veces un hermano mayor, no la autorizaban y en ese caso, constarían con ella cualquier de ellos, como titular primero de dicha cuenta... ¡es que me indigna la injusticia que las mujeres hemos tenido que aguantar! Y lo que te rondaré morena... Bueno, ya he apagado la cajaTonta. Y mi marido se ha ido a la cama y mi perrita, ronca en el sofá, a mi lado. No hace calor pero la ventana está un poco abierta. No la cierro porque no tengo ganas de levantarme. Acabo de comerme un puñadito de cerezas, estaban muy buenas. ¡Y caras! Claro, con tanta agua y granizo, este año no habrá muchas.
Ha sido un día raro. Y no sé explicar por qué. Mi marido lleva dos o tres días hablándome, y tampoco sé explicar por qué. Incluso, el sábado en la boda, me sacó a bailar el vals.
El jueves, como ya te dije anoche, nos vamos a Berga, mi pueblo, a las fiestas de La Patum.
Espero volver con muchas cosas buenas que contar. De momento, voy con un poco de miedo porque la última vez que estuvimos allí, lo pasé muy mal. Y es que, mi marido no entiende de lealtades hacia su mujer, pero sí para cualquier otra persona que sea de su agrado. ¿Significa eso que yo no lo soy? Se podría deducir así, ¿verdad? Pues dice que me quiere y hace todo lo posible por no desengancharse de mi. Que quede claro que yo no quiero que lo haga pero, si no tengo más remedio que hacerlo para poder vivir con algo de PAZ, tendría que hacerlo.
Él, suelta cuerda lo justo, lo indispensable para que, cediendo un poco, mi presión disminuya y siga adelante un poco más, un tramo más, una vuelta de tuerca más... Soy consciente y sé que un día, si no pasa un milagro y lo arregla, no podré resistirlo más. Porque todos necesitamos palabras amables y que te toquen la cara alguna vez. Porque, todos, necesitamos ver que nos quieren y que somos importantes para la persona que amamos. Todos, necesitamos una mano cercana e incondicional en algún momento de nuestra vida. Y que nos pregunten cómo estamos y qué nos pasa, por qué tenemos mala cara o por qué estamos llorando. Yo no tengo nada de todo eso, ni ninguna otra cosa que me haga, me ayude, o me sirva, para sentirme unida a él, o estarlo. No quiere, no me deja. Pone muros, barreras, personas y cosas, entre los dos. Pero ya me he dado cuenta, creo haberlo dicho en otras ocasiones, que lo hace por inseguridad, por miedo al compromiso, por vértigo ante lo desconocido, lo que le descoloca y desconcierta. Por eso, necesita marcar él las pautas y los tiempos. Ya lo he descubierto, pero eso, no hace que sea más fácil, más cómodo o más amable pues, cuando siente que me acerco lo que para él es demasiado, se revuelve como gato panza arriba. No sé cuánto aguantaré pero de momento, aquí estoy, chillando en la noche desde el silencio, para no asustar a nadie. Y sigo esperando a mi lector. Al visitante que se apene con mis dolores y se alegre de mis alegrías. La persona que quiera compartir conmigo unos minutos de vez en cuando para seguir el murmullo de mi vida y quiera decirme lo que siente cuando viene a verme...
Laia.

martes, 5 de junio de 2007

Saludos desde mi corazón...

Hola amigo, ¿o eres amiga?.
¿Quién sabe quién hay al otro lado? ¿Quién sabe algo?
Me duele el desprecio. Me duele el dolor de querer y que no te quieran... Pedí y rogué que no me apartaran de mi amor... de mi adorado... prometí que, si me dejaban vivir mi vida con él, pasara lo que pasara me las arreglaría para solucionarlo... pedí y rogué porque le quería más que a mi misma. Y ese fue otro de mis errores.
Quiero decirte, persona que me estás leyendo, que no debes idealizar a nadie. Quiérete y respétate. No dejes que otra persona domine tu existencia, que te haga creer que no vales nada.
Lo hacen para sentirse más y mejor que tú... luego si lo analizamos, vemos lo que significa: que te creen más y mejor que ellos... ¿lo entiendes? Puede que no. A mi me lo decían cuando estaba a punto de unir mi vida al ser que más amaba y creía que eran personas que estaban amargadas y que se habían equivocado en la decisión más importante.
Ahora, después de haber creído que me comprendía y quería, me doy cuenta de que no me comprende, ¡para nada! y, por supuesto que me quiere, pero a su manera... y os pondré un ejemplo: si le pido ayuda, me tengo que adaptar a la ayuda que él me quiera dar y como me la quiera dar. No importa que yo necesite que me compre pan, si él considera que lo que necesito es queso, me traerá queso y no entenderá que me queje o siga pidiendo ayuda para tener pan... es más, como insista un poco, se ofenderá y me espetará a la cara: "¡Encima que te ayudo tiene que ser como tú quieras! ¡Y cuando tú quieras!"
Bueno, supongo que queda suficientemente explicado. Y si no lo entiendes, es que aún no estás preparado. Aunque, también podría ser que fueras una de esas personas afortunadas que circulan por el mundo pudiendo hablar, compartir y decidir con absoluta y total libertad y naturalidad. Si es así, ¡enhorabuena!
Nada más por hoy.
Me voy a dormir. Mañana tengo curso de nutrición en el hospital. Y tendré que seguir planchando para dejarlo todo recogido antes de mi viaje a Berga. Es La Patum. La fiesta grande de mi pueblo. El día del Corpus, jueves, y el resto de la semana también.
Laia.

lunes, 4 de junio de 2007

Soltando la melena de mis pensamientos...

Esta noche dejaré suelta la cabeza... no quiero dirigir mis pensamientos. Necesito que las cosas salgan para que no me opriman el alma, al menos durante un rato. Y son muchas las que quieren salir. Muchas, las que se aferran a la razón para mantenerse vivas e hirientes.
Sin embargo, a pesar de lo mucho que necesito decir lo que pienso y lo que siento, no es fácil soltar la lengua...
¡Estoy harta! ¡Muy harta de todo! ¡Hasta los mismísimos ovarios!
Para romper con todo lo que me hace daño, jugaré al juego del propio engaño y soñaré con la vida que no tengo y quise tener. Aunque, bien pensado, no sé si podré recordarlo todo, es más, ahora que lo pienso, no sé ni siqueira si conseguiré rocordar algo de lo mucho que ideé, esperé, soñé, imaginé, proyecté e incluso, visualicé en mis noches de sueños a medida. Para empezar, creo, que jamás quise para mi una vida de altibajos emocionales. Y creí haber elegido al ser más maravilloso del mundo con el que compartir todo el amor que el universo puede generar en el corazón de una mujer. Un ser con el que podría compartir mi vida y al que podría amar por encima de todas las cosas...
Al leer esto que acabo de escribir, ¿no os suena a misticismo, idealismo, a algo casi religioso? ¡Ese ha sido mi gran error! Creer que era DE VERDAD ese ser maravilloso al que podría dedicar mi vida con total justificación... y no era verdad, nunca es verdad. Porque los seres humanos somos falibles, mediocres y absolutamente despreciables, como mínimo, en algún momento de nuestras vidas. Quiero compartir contigo, que me estás leyendo y a quien no conozco, que la vida es una mierda porque nosotros, las personas en general, la hacemos mala, dolorosa, miserable, deplorable, pestilente...
Me voy a la cama esta noche, dejando pensamientos en lugar de secretos. Pensad, pensad en la vida y en lo que hacemos de ella. Mientras vivimos en la opulencia, los niños se mueren de hambre y de sed, de enfermedades y de soledad... y mientras a ellos les pasa todo eso, mi marido ya me habla: de su boca han salido hoy dos frases.
¿Tengo derecho a quejarme? ¡Que me hable si quiere! Y si no quiere, que se calle. Yo intentaré pensar en el mundo que hemos hecho entre todos, para ver si puedo hacer algo.
Tengo como norma no leer lo que he escrito así que, doy por hecho que mis palabras tienen sentido y merecen ser leídas.
Laia.

domingo, 3 de junio de 2007

Noche de luna casi llena... la boda muy bien, gracias...

Acabo de llegar de la boda. Son las tres y cinco pasadas y me estoy desmaquillando y tomando agua con limón porque tengo mucha sed. Luce la luna espléndida porque ayer acabó de llenarse.
La policía acaba de pasar con las luce puestas y, a través de la radio o de cualquier otro artilugio han gritado desde el coche: "¡No se muevan del sitio!"
Ahora, por algún motivo, recuerdo al hombre que he visto esta tarde en un poblado de chabolas de los alrededores de Madrid. ¿Dónde estará durmiendo? ¿En qué rincón o en que catre habrá desplomado su cuerpo para descansar de la vida?
Me duelen los pies. He bailado y he bebido. ¿Para qué sirven las bodas? A mi me sirven para charlar con la familia y con los amigos. Y para ponernos al día de las enfermedades y de los acontecimientos varios que llenan la vida de todos.
¿Qué habrá cenado el hombre del catre?
Me lo he pasado bien.
En breve me voy a la cama porque estoy agotada... pero antes, os confesaré otro secreto.
No haría falta decirlo si no fuera porque he prometido ponerle eco al murmullo de mi vida.
Estoy gorda. Soy una gorda.
Y vamos a secreto por día. Como mínimo.
Laia.

sábado, 2 de junio de 2007

Sólo unos minutitos...

Mientras espero que se seque el suelo, vengo corriendo a decir algunas cosas en silencio. Mi marido, al que a partir de ahora llamaré SeñorSiSeñor, lleva varios días sin hablarme. Nos fuimos de viaje a casa de su familia hace una semana y allí debí hacer algo muy malo y desde entonces me castiga. Ni siquiera me dice o reprocha lo que sea que haya hecho... al parecer lo tengo que adivinar y así, mientras intento localizar mi fallo, error o maldad, me dedico a vivir alrededor de él, de sus manías, de sus altibajos emocionales, de sus desprecios... pero sólo para mantener mi atención en él, ¿eh? Para quejarme de lo mal que se comporta conmigo, no, porque eso es un invento mio dentro de mis muchas paranoias y tergiversaciones. De tal manera, cuando reviento un día y expreso dolor por algo que ha dicho o hecho, ¡siempre estoy equivocada! ¡Siempre!
A la vuelta del viaje, hice el gilipollas otra vez: le rogué, le supliqué, lloré y me lamenté hasta hacer el ridículo y así estuve una o dos horas. No sé por qué, cuando se pierde el norte, se pierde también para saber cuánto tiempo estás a la deriva...
Sólo le pedía una explicación: ¿por qué de repente me sanciona con su indiferencia?
Pero me contesta, cuando ya llevo rato llorando y suplicando, que no va a entrar en mi juego.
Es un ser raro que no sabe ni las más mínimas normas de convivencia.
Cuando él era joven no importaba porque vivíamos en una sociedad donde el hombre era el amo de la vida y, ¡por supuesto! no se cuestionaba si quería o no quería hablar y mucho menos, que ese detalle pudiera ser considerado como algo mal hecho o negativo para la convivencia. Porque la convivencia era algo que determinaba el propio hombre y era él el que marcaba las normas con su pauta diária.
Está perdido pero no lo sabe. Necesita ayuda pero no la quiere. Al menos la mía, no.
Me voy corriendo a vestirme que me voy a la peluquería para hacerme un moño. Veremos qué hace el peluquero con mis rastas, a ver donde las mete. Ya te lo contaré.
Mi señorSiSeñor lleva varios días que no me habla y todo el mundo en la boda lo va a notar.
¿Qué pasa! ¿Somos tontos o qué? Ya tiene la propia vida argumentos suficientes como para amargarnos la existencia, ¿por qué se empeña en ganar siempre? ¡Siempre ganar!
Mi marido se ha tomado nuestra relación como una rivalidad. Desde el primer día. Seguramente.
Laia.

Lo he conseguido... me voy a la cama.


Me voy a la cama porque ya he conseguido diseñar el blog que quería y además, porque me duelen las piernas, las rodilla y me ha dado una especie de tic nervioso que no me deja parar quieta en la silla.
Y mañana tengo mucho que hacer.
Ahora estoy más contenta que antes pero no creas que estoy muy lejos del camino de la tristeza...
Un dolor recio atenaza mis entrañas como si estuviera a punto de parir cuatro kilos de amor envuelto en vida.
¿Dónde está mi vida?

Buenas noches, mejores sueños...

Todos tenemos con quien hablar en algún momento pero no siempre, podemos gritar en la noche sin asustar al mundo...
Son las dos menos veinticinco (pasadas) de la madrugada y escribo desde un rincón, desde un cuarto medio a oscuras y en silencio, pues sólo se oye la respiración pausada de mi perra y algún sonido de la calle, de vez en cuando.
Me siento triste una vez más.
Mis hijas han empezado a vivir su propia vida.
Mi marido, está durmiendo. Como simpre.
¿Cuántas sueños me faltan de entre todo aquello que soñé para mi vida?
¿Qué diseño, qué planos, que estructura, que proyecto he olvidado?¿Lo he olvidado? ¿Quizás me lo han arrebatado?¿He sabido defender mis sueños y mis quimeras? Uffffff
Mañana será un día difícil. Un día agitado y con muchas cosas que hacer y yo, que debo ser medio mema, llevo TODA la tarde y TODA la noche creando este blog... y he de recoger la cocina, pasar la mopa por toda la casa, dedicir qué me pongo para la boda... y sobre todo, prepararme anímicamente para la reunión familiar: tendré que hablar aunque no tenga ganas y sonreir aunque me apetezca llorar; tendré que atender las explicaciones de todo el que se acerque e incluso me tendré que acercar yo a alguien en algún momento...
No, no me caso. Ya me casé hace más de treinta años. Y ahora me pregunto: "¿Para qué lo hice?"
El casorio es por un primo mio al que no he visto desde hace mucho. Concretamente desde que se murió la abuela. Bueno, no era mi abuela, era la mujer de mi abuelo pero yo la quería mucho. Igual que ella a mi.
Tengo frío. Espero que mañana tampoco haga calor. Odio sudar.
Son las dos menos cuatro minutos.
Os confieso el primer secreto:
Mi marido ronca. Lo sé porque lo estoy oyendo.
Me siento muy triste.
La vida, no tiene sentido cuando ya has cumplido cincuenta años, tus hijos se han ido de casa y no encuentras con quién compartir unas risas o un baile... porque mi marido, ni ríe, ni baila, ni le interesa nada de lo que me gusta a mi...
Si le conocieras te gustaría. Adora los barcos y quiere comprarse uno. Él se siente rico.

viernes, 1 de junio de 2007

Rompiendo el hielo que separa mi silencio del tuyo...


Con sigilo empiezo a escribir las primeras confesiones de este blog que un día, estará lleno de secretos...