¿Oyes el sonido profundo de la propia vida?

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sábado, 2 de junio de 2007

Buenas noches, mejores sueños...

Todos tenemos con quien hablar en algún momento pero no siempre, podemos gritar en la noche sin asustar al mundo...
Son las dos menos veinticinco (pasadas) de la madrugada y escribo desde un rincón, desde un cuarto medio a oscuras y en silencio, pues sólo se oye la respiración pausada de mi perra y algún sonido de la calle, de vez en cuando.
Me siento triste una vez más.
Mis hijas han empezado a vivir su propia vida.
Mi marido, está durmiendo. Como simpre.
¿Cuántas sueños me faltan de entre todo aquello que soñé para mi vida?
¿Qué diseño, qué planos, que estructura, que proyecto he olvidado?¿Lo he olvidado? ¿Quizás me lo han arrebatado?¿He sabido defender mis sueños y mis quimeras? Uffffff
Mañana será un día difícil. Un día agitado y con muchas cosas que hacer y yo, que debo ser medio mema, llevo TODA la tarde y TODA la noche creando este blog... y he de recoger la cocina, pasar la mopa por toda la casa, dedicir qué me pongo para la boda... y sobre todo, prepararme anímicamente para la reunión familiar: tendré que hablar aunque no tenga ganas y sonreir aunque me apetezca llorar; tendré que atender las explicaciones de todo el que se acerque e incluso me tendré que acercar yo a alguien en algún momento...
No, no me caso. Ya me casé hace más de treinta años. Y ahora me pregunto: "¿Para qué lo hice?"
El casorio es por un primo mio al que no he visto desde hace mucho. Concretamente desde que se murió la abuela. Bueno, no era mi abuela, era la mujer de mi abuelo pero yo la quería mucho. Igual que ella a mi.
Tengo frío. Espero que mañana tampoco haga calor. Odio sudar.
Son las dos menos cuatro minutos.
Os confieso el primer secreto:
Mi marido ronca. Lo sé porque lo estoy oyendo.
Me siento muy triste.
La vida, no tiene sentido cuando ya has cumplido cincuenta años, tus hijos se han ido de casa y no encuentras con quién compartir unas risas o un baile... porque mi marido, ni ríe, ni baila, ni le interesa nada de lo que me gusta a mi...
Si le conocieras te gustaría. Adora los barcos y quiere comprarse uno. Él se siente rico.

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