¿Oyes el sonido profundo de la propia vida?

MENSAJE A MI LECTOR:

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Aunque siempre puedes elegir las etiquetas. Tú decides.

Gracias por la visita.

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Vuelve cuando quieras... te espero.

domingo, 24 de agosto de 2008

¡Hasta la vuelta...!

¡Hasta la vuelta!
Laia.

Piensa en mi...

No te dejo... sólo te digo "hasta muy pronto"

Canción hermosa donde las haya...
Si puedes, piensa en mí un poquito... estoy segura de que me llegará...
Laia.

Bonitas flores para decír, hasta pronto...

Te dejo unas bonitas flores de despedida...
Dentro de una semana, cuando vuelva, te contaré cómo me lo pasado.
Estoy deseando llegar y sentarme en aquél espectacular coro y oír a las monjitas rezar en gregoriano, es maravilloso.
Tienen unas voces preciosas.
Y es una suerte que, independientemente de la fe que uno tenga o incluso, no creyendo en ningún dios del Olímpo, haya alguien que consagre su vida entera para rezar por TODOS nosotros.
Al mundo le hace falta mucha espiritualidad...
Eso creo yo, al menos...
Laia.

Un tattoo...

Me he hecho un tattoo en la rodilla... cuando SeñorSíSeñor lo vea, veremos qué va a pasar... de momento, le mandé una foto con el teléfono móvil y no supo lo que era o no le ha llegado la foto, porque no me ha dicho nada... el tatuador me decía que no me preocupara, que era mi cuerpo... pero me costó decidirme por miedo a las broncas... pero, ¡ya está hecho! Diseñé una ache, inicial de mi apellido y nos la hemos tatuado mi hermana, mi hija pequeña y yo. En la rodilla, por la parte de afuera. Después de tenerla tatuada nos dimos cuenta de que, en el diseño de la ache, estaba encriptado el apellido entero... ¡qué fuerte! Hay que ver cómo funciona el subconsciente...
Mi hija mayor se puso un pearcing en el dedo de la mano pero, se lo han tenido que quitar en urgencias porque se le había infectado. Le han tenido que poner la inyección del tétanos y todo y está tomando antibióticos. En fin, son algunas de las cosas que han pasado esta semana.
Voy a planchar... que es mi eterno problema, mi sacrificio perenne, mi suplicio más grande...
Pero después, me iré a Burgos. Mañana a las diez.
Laia.

Me voy...

Me voy por una semana. Ya te había dicho que tenía reservada habitación en el Monasterio de Las Huelgas Reales de Burgos... pues mañana a las diez en punto sale el tren. Espero cumplir el objetivo que llevo: descansar, descansar y descansar. Y ser LIBRE, olvidarme de todo lo que me hace daño y sobre todo, liberarme de tantas prevenciones, precauciones y cuidados para que no se enfade nadie, para que no se ofenda nadie, para que estén contentos o, al menos, lo más cómodos posible... que, menuda idiotez por mi parte pues, haga lo que haga, pocas veces lo consigo...
Pues sí, me voy toda una semana... y aún no tengo hecha la maleta... es más, aún tengo que plancharme alguna ropa que me tengo que llevar... uffffffff, me faltan fuerzas para hacer lo más normal, lo más fácil, lo sencillo y lo cotidiano. ¡Necesito una aventura! Algo que me saque de este impás en el que me encuentro... una aventura, por ejemplo en... ¿Egipto? Jejejejejeje, sería estupendo... alguna vez "caerá" y por supuesto, te lo contaré...
Laia.

jueves, 21 de agosto de 2008

¡Que vivan las mujeres!

Cuando aún brilla el sol y a veinticuatro horas de la tragedia de Barajas, no sólo vengo a dejar mis condolencias, también vengo a gritar por las mujeres pues, en los últimos días, algunas han muerto a manos de sus verdugos...

¿En qué mundo de locos estamos viviendo?
¡Que vivan las mujeres!
Gracias Miguel, por tu énfasis y por tu compromiso.
Laia.

Estamos de luto...

Estamos de luto.
Más de ciento cincuenta personas muertas en el accidente de ayer en Barajas.
Mi más sentido pésame a todos los familiares de los fallecidos y los mejores deseos de recuperación para los que han sobrevivido a esta tragedia horrorosa.
Laia.

sábado, 16 de agosto de 2008

Un ratito de tu vida...

Gracias por estar ahí y por venir a compartir conmigo un ratito de tu vida...

Laia.

Una ayudita para dormir...

Una canción que me ha costado encontrar...

Cuando era pequeña, sonaba en la radio casi todos los días...
Laia.

Me declaro, cazadora...

El tiempo camina, bordea los cuerpos y los empuja ora al suelo, ora al universo... el tiempo vive, respira, suspira y grita cuando le hieren... el tiempo es un ente que engulle a diestro y siniestro... el tiempo no tiene amigos y se desparrama cuando quiere... el tiempo nació sin madre y no lleva pañales... el tiempo, experto en cálculo y aritmética...
¡Cuántos tesoros se ocultan en el tiempo!
¡Cuántas fórmulas incompletas!
¿Cuándo se acabará el tiempo?
Mientras lo descubro, me declaro cazadora de tiempo...
Laia.

Una llamada...

Hoy he descubierto que estoy esperando una llamada...
no me había dado cuenta pero sí, espero una llamada atenta y cercana, con el interés de querer saber cómo me encuentro y si le echo de menos... no dejo de sorprenderme a mi misma... soy cabezota y soy bastante absurda, lo sé... te lo cuento para oírmelo decír... para enfrentarme a mi propia estupidez... no la he recibido, claro, ¿para qué? pero me manda algún mensaje con el móvil cada dos días aproximadamente... supongo que ése es el esfuerzo al que puede someterse a sí mismo... pero en realidad, lo que yo pienso es, que ése es el esfuerzo que según él me merezco...
Hoy hemos comido mis sobrinos y yo en casa de mi hija mayor. Ha sido agradable. Como me duele mucho la espalda y la cadera, me estiré en su cama para descansar y acabé dormida como un lirón y es que, en cuanto consigo la postura cómoda que me libera del malestar, me quedo sopa en segundos... arrastro tanto sueño... ahora son más de las cinco y media de la madrugada y no tengo ganas de dormir pero, como empiezo a sentir molestias de nuevo, me iré a la cama en breve...
Laia.

"Un libro..."

Un libro abierto por la penúltima página, la que marca setenta y unas lentes redondas sobre la mesa... un anciano mirando por la ventana y pensando en sus cosas, básicamente, las que ocurrieron en el pasado... la lluvia caía sin ruido porque el alerón del porche impedía que chocara contra los cristales... no hacía frío, era un otoño cálido que la humedad de los chaparrones diarios no conseguía enfriar... cinco años con aquél pequeño libro y cada día, alcanzaba a girar una sola de sus hojas... repasaba los párrafos tantas veces como quería de una forma minuciosa y, al cerrarlo, acariciaba suavemente sus lomos... ¿qué le faltaba a él para conseguir el milagro? ¿por qué no llegaba a la conjunción de los dos mundos? ¿acaso él no era creyente? Si tenía fe en lo desconocido... ¿por qué entonces no ocurría? Era muy posible que todo fueran invenciones suyas pero, por si acaso, cada tarde volvía a coger el libro, lo abría como se cuida una flor y se disponía al adiós... el anciano confiaba que, en el momento más inesperado, daría con el párrafo que abriera la puerta de lo desconocido... mucho le había costado abrir sus tapas para leer y, cuando lo hizo, lloró con miedo y con emoción... toda una vida consagrada a las letras, a los mensajes que hay encriptados en ellas... dedicado a coleccionar palabras con misterio, a encontrar significados ocultos tras los pensamientos y las intenciones de los que las escribieron... estaba seguro de que aquél libro reunía todas las fantasías que un hombre podía imaginar y, sobre todo, que con aquél libro entre las manos, podían ser materializadas...
Una cabellera blanca y lacia cubría los pensamientos de aquél hombre solitario que, sin embargo, vivía rodeado de una familia cariñosa que lo mimaba sin tapujos...
La puerta de la habitación se abrió de repente dando un portazo y un niño morenito y con el pelo ensortijado se agarró a las rodillas de su abuelo... la madre llegó tras él con la intención de volver a ponerlo sobre su silla y ante la merienda... pero el niño no quería fruta... la madre lo cogía de la mano... el abuelo sonreía... "déjalo un rato conmigo" y la hija cerró la puerta...
"A ver Carlitos, ¿qué pone aquí?" El niño, espabilado y precoz en los temas de aprendizaje, leyó para su abuelo...
Aquél día, en aquella espera lluviosa y serena de otoño, sonaron las palabras mágicas y él lo supo aún sin verla... del fondo del pasillo fue acercándose una silueta difuminada por la oscuridad de la tarde cuando muere...
"Díle a tu madre que me voy con la abuelita, anda, ve y díselo..."
Carlitos abrió la puerta con el entusiasmo de los niños hiperactivos y salió gritando a su madre el recado de su abuelo...
Cuando la mujer apareció, apenas en unos segundos, su padre se había ido... lloró, claro, porque le amaba, pero se sintió dichosa al ver que su padre había conseguido lo que quería... había muerto rodeado de sus libros, de sus reliquias, de sus trofeos y tesoros... y con el único libro que había leído en los últimos años, el que su madre tenía entre las manos el día que le dio el infarto...
Laia.

viernes, 15 de agosto de 2008

La noche se acaba...

Que la Luz del día alumbre tu vida...
Laia.

Si podemos, amaremos...

Ahí andamos, con una pamela preciosa en la cabeza... con flores en las manos... con la espalda como bandera: adiós a lo caduco, adiós al árbol truncado...
Ahí buscamos, entre las flores de los muertos... ahí lloramos y reímos con el misterio escondido, masticando la duda y rumiando un futuro...
Si hace falta gritamos, si hace falta, nos vamos...
Pisamos la hierba despacio, pero no es suficiente ni el esmero ni el cuidado...
Si podemos escuchamos y si podemos, hablamos...
Con lánguido descuido nos abandonamos a la espera de la utopía, al ansia famélica del que vive por la piel...
Si queremos, podemos... si podemos, amaremos...
Laia.

Flor de un día...

Me encontré una flor rara en el jardín, al caer la tarde...
Como la noche estaba cerca, los colores relucían sin artificio...
No había sol que la iluminara, no había calor que la avejentara.
Sus matices eran únicos, como genuina su tersura y fresca su fragancia... ¡ay! flor única que has caído del cielo... ¿en manos de quién te hubiera gustado hermosear?
Tu mortal belleza, tu fírme tallo y ya cadáver, tu delicada piel envuelta en estertores... tú no lo sabes, pero eres flor de un día, mas, ¿qué importa, si me has regalado vida?
Laia.

Como las olas...

Como las olas, es la vida: con su fuerza e intensidad van trayendo y llevando aquello que al parecer, el azar nos depara...
Pero, ¿es el azar, el destino, o hay algo más? Hoy toca sosiego... hoy, los hados han sido generosos conmigo y me han regalado un día tranquilo... ya no hace calor sino más bien, las temperaturas han bajado mucho para ser agosto. Van pasando cosas, cosas que no entiendo y que quizás nunca llegaré a entender pero, la vida va pasando con su fuerza y con su intensidad.
Mañana, día de la Virgen, es festivo en España. No hay casi gente por la calle y los pocos que hay, van y vienen a su destino con prisas. Las tiendas cerradas, las cafeterías cerradas... ésta quincena, es vacacional. Me maravilla observar cómo la gente vive con ilusión ésta etapa del año. No importa a dónde vayan ni con quién, lo que les sirve para recargar las pilas es salir de su rutina, de sus casas... de sus vidas... para experimentar nuevas situaciones, fantasear con circunstancias mejores, pavonearse de supuestas realidades al no tener testigos que puedan frenar sus pretensiones y chulerías... ésos son los veraneantes que, cuando vuelven, se empotran contra su autentica realidad... ¿por qué la gente es tan orgullosa? ¿Por qué necesitan engañar y falsear su vida? Lo que somos y lo que tenemos es algo de lo que deberíamos sentirnos satisfechos y no querer aparentar lo que no somos...
El verano se acaba... la rutina está a punto de empezar... el mes de octubre está cerca, y empiezo a sentir un poco de miedo: ¿sabré o podré iniciar el cambio final de esta etapa?
Laia.

domingo, 10 de agosto de 2008

Ya amanece...

Buenas noches cuando en este lado del mundo, ya amanece...
Laia.

Canciones que hablan de Libertad...

Como colofón a la temática de las películas, te dejo "Un Canto a la Libertad"

Canta José Antonio Labordeta, personaje típico de Aragón, profesor, cantautor y en la última Legislatura Diputado pero, lo que más define a éste hombre, es su peculiar personalidad, que le hizo enfrentarse (defendiéndose de las mofas y de las burlas), a los políticos de la oposición, con mucha originalidad...
La canción se llama así pero, en realidad, ha quedado integrada en la historia, como un canto a la libertad, junto a otras como:

"Al vent" de Raimon. Una historia, la de esta canción, con mucho simbolísmo.
Y como:

"L'estaca" de Lluis Llac. Una letra cuyo mensaje, al igual que las demás, con unas metáforas que pasaron "desapercibidas" por los censores de la época...
Por último, dejo también otra canción mítica de Paco Ibáñez, que la cantaba en París porque en España no podía:

"A galopar". En este vídeo podemos disfrutar la declamación de Rafael Alberti, autor del poema y la participación del estusiata público que los acompañaba.
Nada más... hoy ha sido prolífica mi noche y lo he hecho para que lo disfrutes.
Espero que haya sido así.
Laia.

Hoy sugiero dos películas españolas...

Esta noche también quiero sugerir dos películas:

Es parte de nuestra historia. Es una película dura pero preciosa y llena de vida, aunque hable de muerte. Las circunstancias personales y familiares de unas jóvenes a las que detuvieron y posteriormente fusilaron en nombre de no sé qué dios, no sé qué justicia y sí sé qué orden...
"Las trece rosas."
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La segunda es, aparentemente, menos dura, pero si te fijas en los personajes y no te dejas llevar por la música...

Se trata de un grupito de faranduleros que sobreviven durante la guerra civil española de pueblo en pueblo, con sus canciones y puestas en escena precarias. No quieren meterse en nada para, como digo, poder seguir vivos así que, cantan para los que están venciendo o han vencido pero, ¡ay! el corazoncito habla aunque quieras amordazarlo...
Y, en este "Suspiros de España" queda muy bien reflejado lo que digo.
Para terminar, te dejo otro vídeo de la misma película, continuación del anterior.
Espero que la disfrutes cuando la veas. Es una joya del cine español. Sin duda.

"Ay, Carmela"
Vívela con la intensidad del trabajo bien hecho de estos actores que son soberbios.
Laia.

Pongo las manos con cuidado...

Pongo las manos para no caer ni resbalar... pongo las manos con cuidado, sobre todas las superficies que me rodean... busco con tiento el equilibrio, quizá demasiado despacio, pero sigo poniendo las manos con tiento y me aferro a lo que toco y a lo que noto...
Mis huellas quedan grabadas, mis dedos dibujan sin sentido, las formas se desparraman...
El camino sigue limpio aunque yo no lo vea.
Las marcas que mi piel deja sobre la niebla, quedarán para siempre en el archivo sustancial de la propia tierra y siempre habrá una pizca de mi ser sobre su faz... un poquito de mi pelo, un ligero desvelo... la esencia de una lágrima que cayó cuando vivía... al igual que hoy, sé que yo miro y toco y siento lo que a alguien se le cayó sin saberlo...
Laia.

Alegría...

Esta mañana al despertar, descubrí un muro que no me dejaba abrir la ventana...
Enojada y haciendo acopio de todas mis fuerzas, lo rompí con las manos, a golpes de puño cerrado. Ayudándome con todo cuanto encontré a mi lado. Aprovechando la energía que la furia me daba. Usando las uñas y hasta los dientes...
Cuando descubrí lo que había al otro lado, me dí cuenta de que, detrás de los miedos, hay un mundo que me espera...
Y entonces pensé en dejar un nuevo deseo en ese árbol pintado:
Alegría.
Laia.

No hay dolor que cien años dure...

Con mis gafas verdes y mi pelo corto, si lo pintamos de rubio y le ponemos unas cuantas arruguitas a ésta cara, podría ser yo... por la mirada abierta, por el cuaderno en la mano, por las uñas pintadas... pero, me falta la garra que se vislumbra detrás de esos ojos grandes. Me falta la astucia del audaz, la decisión del que se siente seguro.
Mi color preferido es el verde y los tonos de este dibujo son para mi, un estímulo para la paz y la claridad de mente... voy recuperando la estabilidad de poquito en poco y ya me siento mejor... estoy llena de proyectos que, no podré alcanzar totalmente pero, lo que me importa, es que están ahí... despacio, iré haciendo...
Mis sobrinos han llegado hoy. No esperaba disfrutar de ellos así que, ha sido un regalo.
Aunque me siento cansada y tengo un impertinente dolor en el costado derecho, estoy segura de que será estupendo pues, no hay dolores, que cien años duren...
Laia.

No hay moros en la costa... (dicho popular español desde hace siglos)

No hay moros en la costa... se han ido a su isla, a su desierto, a su oasis... están en sus haimas, comiendo sus comidas, afianzando sus pies en su tierra... hablando sus lenguas, riendo sus gracias, disfrutando sus fiestas...
No hay moros, ni en la costa ni en el castillo...
El castillo no está vacío, suena el arpa con la suavidad de las manos que lo miman... no hay flechas dirigidas en las almenas, no hay arcabuceros medio dormidos por la espera... no hay llantos ni miserias...
No, no hay moros en la costa. No hay tácticas de defensa, ni tampoco hay ofensivas. No hay olor a pólvora ni ruidos de sables, ni machetes escondidos bajo el turbante...
No, SeñorSíSeñor, no está.
Se fue el viernes, poniendo más distancia por medio...
Laia.

Noche estrellada...

Noche estrellada sin duda... noche de sueños de color rosa... noche tranquila y llena de vida... noche, promesa de un nuevo día... noche de compañía dulce... broche, de una semana con ira... noche de esperanza escondida... una noche más en una de tantas vidas, confundida y estremecida...
Colores que amanecen, colores estridentes, colores que alumbran y rechinan... reconocidos colores que te hacen volver a algún día... colores especiales...
Olor a vida, olor a incienso, olor a estrellas encendidas. Aromas distintos, aromas cálidos y emocionantes. Fragancias ocultas detrás de un pañuelo antiguo. Efluvios de aquello que fue amor... destilación de los sentidos y de los cuerpos...
Perfumes de armonía. Vahos recupeados de la historia. Esencia de sueños, sueños de color rosa.
Noche de bálsamos y confidencias.
Noche oscura, pero no tanto...
Laia.

Esta noche, la música primero...

Hoy empiezo con la música...

Un cuento de Hadas para niñas como yo, con las alas amputadas... con ojeras hundidas... con el miedo a reír, entre los huesos...
Éso, no puede ser AMOR... es imposible...
Laia.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Desde la luna, buenas noches...

¡A ser feliz!
Laia.

"Es caprichoso el azar..."

Es caprichoso el azar...

Tanto tiempo esperándote...
No te busqué, ni me viniste a buscar...
Laia.

"Muchísimo amor..."

Quiero vivir con "muchísimo amor" y no sólo de sueños...

El amor llena las venas de oxígeno y todos lo necesitamos para vivir... aunque algunos, crean que pueden sobrevivir con las poses de la mediocridad...
Led Zeppelin... música que arrebató mi fantasía ayer... muy lejos de hoy...
Laia.

Gracias...

Gracias por estar ahí...
Laia.

Tengo que sobreponerme...

Serenidad... paz interior, templanza, calma, sosiego, aplomo, firmeza, tranquilidad, moderación... quietud... entereza...
¿Qué se puede hacer para no oír los sentimientos?
¿Cómo se consigue hacer lo correcto sin dolor? ¿Podré encontrar los trozos dispersos de mi corazón, cuando todo esto acabe?
Tengo que sobreponerme.
Perdona que venga a llenarte de inquietud... pero díje el primer día que vendría a llorar cuando lo necesitara... y así lo estoy haciendo...
Laia.
Cuadro: Las Manos.

Necesito fuerza...

En cada uno de estos árboles voy a colgar un lazo blanco, con la palabra fuerza.
Ése es mi deseo para hoy: fuerza para ser digna y tener las ideas claras.

Como una princesa...

Vas a pensar que no soy fuerte, que no soy capaz de mantener mi postura, que no puedo ser coherente con mis decisiones... lo sé... pero hoy, me siento muy mal... ¿será que consigue hacerme sentir culpable a pesar de todo? A pesar de que sé cómo me manipula, a pesar de que sé que estoy haciendo lo único que puedo hacer. A pesar de que sé que no puedo recuperar algo que en el fondo, nunca he tenido...
Hoy me siento mal. Es su cumpleaños. Y el jueves sin falta, se irá con su familia a pesar de todo y de todos... y encima, hoy, que hemos ido de compras para sus vacaciones (pantalones cortos, bañador, camisetas, etc.), he intendado ser amable desde la distancia pero, como nos acompañaba nuestra hija pequeña, él se dedicaba a hablar con ella como si me tuviera miedo, o como si estuviera ¿ofendido? No lo sé. Pero tengo la sensación de haber montado un castillo de invenciones, un cúmulo de malinterpretaciones, como si estuviera paranoica... en el fondo, sé que esa sensación es parte de la manipulación a la que me tiene sometida pero, ¿me estaré equivocando? ¿Me lo estaré inventando todo?
Hemos llevado a mi hija a su casa y a la vuelta, como siempre, en silencio. No mueve ni un dedo para remediar la situación, símplemente la acepta. Ya sé, ya sé que no estoy siendo coherente, lo sé... pero es que, en el fondo, siempre espero una reacción por su parte...
Cuando hemos vuelto a casa, ha hecho la cena como de costumbre en los últimos meses, hemos cenado y después me ha dejado para irse al salón. He pensado que lo hacía porque no le gusta lo que veo en la televisión y, como no se atreve o no quiere decír nada... pues bien, al rato he ido a buscar el teléfono inalámbrico para llamar a mi otra hija y lo he pillado hablando con el móvil, sonriendo y por supuesto, no me ha dicho con quién hablaba. Yo estaba esperando a que se hicieran las doce para felicitarlo (sesenta años no se cumplen todos los días), así que, lo he felicitado sospechando que no era la primera y le he dado un beso. Me ha dado las gracias y un rato después me ha dicho que se iba a la cama...
¿De dónde voy a sacar la lucidez para no seguir haciendo el idiota? ¿Conseguiré hacerme fuerte para estar en mi sitio? Aunque ahora, en este caso, en realidad no tenga razón para haber tomado la decisión que he tomado, ¿no lo merecen las mil cosas que me ha hecho en el pasado? ¿No tengo derecho a decír basta? ¿A no dejar que pase ni un minuto más, desatendida y menospreciada? Y, aunque todo me lo esté inventando, ¿no es lógico esperar que una persona que supuestamente te quiere, necesite aclarar las cosas para que no vayan a peor, para que no se complique aún más?
Todas son preguntas retóricas pues sé las respuestas. Y también sé que ahora, en este momento, me siento insegura, dolida, sola, muy triste y por eso estoy así... pero saber todas esas cosas, no ayuda.
Como una princesa abandonada, así me siento.
Laia.

lunes, 4 de agosto de 2008

Me voy a cerrar un poco los ojos, a ver si consigo dormir...

Bueno, con los angelitos o con quien tú quieras...
¡A ser feliz!
Laia.

Verano y recuerdos...

Venga, otra que me remueve los recuerdos casi de la misma época que la anterior...

La oía en los auto-choques una y otra vez... era fantástico...
Laia.

¡Vaya verano!

¿Y esta? ¿Cuántas veces la habré bailado allá por los tiempos lejanos de mi adolescencia...?

Aquí la dejo, para recordarla cada vez que me apetezca... y para que la disfrutes...
Laia.

Ufffff... qué calor...

He encontrado esta canción antigua que no recuerdo pero que, sin duda, en alguna ocasión la he debido oír...

Hoy viene de perlas... por los 40º
Laia.

domingo, 3 de agosto de 2008

Noche de calor...

Hoy estoy pasando tanto calor que envidio a una de esas personas que se pasan el día en el agua fresquita de la playa o de la piscina... y no es que me apeteza poner los pies a remojo o mojarme hasta las rodillas, no... lo que me gustaría en este momento es, estar en una isla desierta con una playa larga y cómoda, con muchos árboles y una arena tan suave y tan blanca que parezca polvos de talco...
Una isla, porque es donde más agua hay. Y desierta, para poder bañarme sin pudor y sin complejos, para poder sentirme segura y a salvo de los comentarios o de las miradas que, puede que no sean reales, pero que a mi me parecen crueles... quizás por mi propio complejo.
Hoy, esta noche calurosa, me gustaría ser mecida por las olas y tomar una copa de cava fresquito junto a la orilla de los árboles que adivino en ese paraje que idealizo...
Laia.

sábado, 2 de agosto de 2008

A dormir...

Como siempre, te deseo todo lo mejor...

Buenas noches.

Laia.

Un poeta de la vida...

Esta noche, un ser extraordinario que se quedó a medio camino...

La emoción que siento cuando oigo esta canción y en general a Antonio Flores, es proporcional al enfado que le tengo, desde que decidió que no podía sobrevivir al dolor y a la propia vida... pido con humildad disculpas, pero el enfado, sigue...
Laia.

Ando, voy, espero y deseo...


Ando buscando la LUZ.

Ando...

Voy camino del Centro...

Voy...

Espero encontrarlo...

Espero...

Deseo conocer la Verdad...

Laia.

Escualos...

Mares de oscuridad, tenebrosos...
Los peligros acechan en esa bella soledad...
Si aprendes a nadar y luchas a brazo partido, saldrás a flote...
La sangre no fluirá y los escualos pasarán de largo...
Dientes, colmillos, garras y venenos, no asustarán a aquél que es natural...
Laia.

Mientras las hojas caían...

- La mente, ¿qué es?
- Buena pregunta- dijo mi compañero.
Desde el fondo del aula, el profesor quiso atraer la atención de sus pupilos.
- A ver, ¿alguien me puede responder?
Ante el silencio de su alumnado, volvió a preguntar:
- Lo diré de otra manera... la mente, ¿para qué sirve?
- Se va superando- susurró alguien desde atrás.
Nadie supo, pudo o se atrevió a contestar...
Mientras escuchaba el aburrimiento palpitar sobre los pupitres, me limité a mirar por la ventana. Pude observar cómo los árboles se mecían con la brisa otoñal y, hoja a hoja, las fui contando mientras caían...
Laia.

Gaia y Orión...

Flores transparentes para una noche opaca...
Desde el camino de la felicidad prometida, te saludo con el pasado en la mano, girando y doblando los dedos en un anuncio de adiós sin vuelta atrás...
Los planetas se alinean despacio, un poquito cada día, y yo, también muy lenta, sigo mi declinar por el tiempo y por el espacio de Gaia, continúo en mi órbita terrestre oteando el cielo... hasta que descubra ésa estrella azul, que centra el gran cielo de Orión...
Flores en blanco y negro, radiografía de lo que fue natural, una placa dura donde se plasmó la esencia de la vida...
Rasgos de una belleza que fue...
Filamentos de un ser que vivió...
Manchas, queramos o no, de aquello que dejamos morir de amor...
Laia.

Otro viaje en barco...

Anhelo un viaje en barco, un viaje repentino, una sorpresa inesperada, un regalo para los sentidos. Ansío la lujuria de la suavidad, del misterio, de lo desconocido...
Pretendo un cambio lento hacia la vida.
Busco el despertar de lo desconocido, de lo malogrado...
Necesito conciliar lo que espero y lo que quiero.
Aspiro a un viaje maravilloso en un barco de papel que vuele de cara al cielo, con las velas firmes y tensas, aguantando la fuerza del viento.
Mi mar no será de agua sino de tierra curtida y sedienta, que espera el milagro universal de una semilla germinar.
Laia.

Así me gustaría...

Como la sutileza del cariño y de la ternura... como la delicada máscara del que está soñando... como la suave respiración de un recién nacido... como el planear de una pizca de dolor... como el sosiego del enamorado... como la finura de la bailarina emocionada... como la exquisitez humilde del sibarita... como el reposo de la recién parida... como la dulzura de las caricias de una abuela... como la mansedumbre del que tiene fe... como la apacible actitud del que espera y confía... como la docilidad de la flor cortada que nos ofrece su aroma... como la gracia natural de un amigo incondicional... como la sutileza de un eco imaginado... como la placidez del que se sabe preparado...
Así, y no de otra manera, quisiera estar y sentirme yo...
Laia.

Un cigarrillo...

Mirando el humo de mi cigarrillo, imagino siluetas etéreas que no pisan el suelo... seres livianos que no saben lo que es materia ni gravedad... efluvios emulando vida... cuerpos de naturaleza volátil... de químicas efervescentes que se desvanecen con un suspiro...
Mirando cómo se consume el cilindro que hay sobre el cenicero, pienso en la levedad de lo que somos y de lo que sentimos... meditando, dejándome llevar por el silencio de lo que digo, escucho el sonido del papel mientras se quema despacio... ¿qué somos y a dónde vamos?
Preguntas sin respuesta desde que el ser humano se hizo filósofo... desde que un primer hombre se sentó a mirar una piedra, desde que se paró a observar una planta crecer... cuestiones sin resolver desde que, ese ser humano, se dio cuenta de que estaba solo...
En la noche, el humo es más real y está más presente...
En la noche, las figuras que no tienen vocación para definirse, buscan rincones para esconderse.
Mi cigarrillo se acaba y éste, no me lo habré fumado...
Encenderé otro más tarde y, con la misma concentración, veré cómo se disipa entre mis dedos, camino del cenicero y de mis labios...
Laia.