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Aunque siempre puedes elegir las etiquetas. Tú decides.
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martes, 26 de febrero de 2008
Si pudiera ver las estrellas...
Tengo un pequeño telescopio, el cual no uso casi desde el primer momento de comprarlo pues, viviendo como vivo, en una zona rodeada de luces y muy cerca del aeropuerto, para poder ver alguna estrella o algún planeta, debería desplazarme a bastantes kilómetros. Tengo carnet de conducir pero no tengo coche así que, no uso el telescopio. Es más fácil que pelear para que te lleven lejos.
Laia.
lunes, 25 de febrero de 2008
Ojalá podamos perdonarnos...
Ojalá que alguno de los dioses de alguno de los olimpos dirija hacia nosotros su mirada amable y nos ayude a ser mejores y a empujar el carro de nuestra imperfección y mediocridad.
Ojalá, todos los seres que somos conscientes del dolor que infligimos al mundo cuando pisamos su hierba, seamos capaces de contrarrestar el dolor y la injusticia.
Ojalá nos sea perdonada la desgana y el desaliento...
Ojalá, cuando nos llegue el momento de marchar, podamos perdonarnos pues, no creo que haya peor juez para el que quiere pagar sus deudas, que uno mismo.
Laia.
Un bonito regalo...
Te ragalo la belleza efímera de una flor, la luz de este atardecer entre magnolias, la delicadeza de la brisa cálida que las arropa... te regalo el color, el aroma, la textura, el brillo y la grandeza de un suspiro de la Naturaleza...
¿Cómo alguien que haya acercado su nariz alguna vez al sutil aroma de un suspiro, puede sentir odio, matar o discutir?
Cambiemos el mundo... es justo y es necesario.
Laia.
Seamos decentes...
Nos estamos cargando la Naturaleza. Así, sin más. Ella sabe y puede sobrevivir, somos nosotros los que dejaremos de existir. Nos estamos cargando el mundo que conocemos. Y la posibilidad de seguir viviendo como hasta ahora. Y todo lo estamos haciendo nosotros solitos.
No queremos aprender de los animales porque nos creemos mejores y hasta superiores... ¡qué cosas! A mi me parecen ellos, mucho más sensibles y delicados que nosotros y, como en la Naturaleza no existe "el mal" cuando viven, lo hacen con coherencia y con sencillez. Nosotros, tan sofisticados, sólo sabemos matar y destruir.
Laia.
No queremos aprender de los animales porque nos creemos mejores y hasta superiores... ¡qué cosas! A mi me parecen ellos, mucho más sensibles y delicados que nosotros y, como en la Naturaleza no existe "el mal" cuando viven, lo hacen con coherencia y con sencillez. Nosotros, tan sofisticados, sólo sabemos matar y destruir.
Laia.
Querido es el mundo... (275)
Querido es el mundo, querido y bendecido por la bondad de la gente y por el amor que circula por los rincones y por los espacios abiertos del corazón... anque no todos los corazones saben amar, queridos son los seres humanos que viven en el mundo y queridos los que nacen y los que mueren.
El mundo es sencillo si seguimos las normas: vivir y dejar vivir. Pero, ni los que creen firmemente en el líbre albedrío, son congruentes con lo que sienten pues acaban linchando de alguna manera, al que tienen enfrente.
Mi delito es ser catalana. Ya ves, qué cosas. Y vivo en Madrid. Parece ser que, por lo primero, estoy sentenciada a ser humillada y a no ser considerada como una persona "normal" Y en lo segundo, llevo la penitencia.
¡Qué le pasa a este país nuestro, a esta tierra de todos, que está perdiendo el norte? ¿Cómo, después de tantos años de dictadura, nos exponemos al peligro de caer de nuevo en manos de aquellos que han heredado sus miserias? Quiero vivir en Marte o en Júpiter o en el centro de la tierra... ¿no dícen que allí hay una civilización intraterrestre? Seguro que es una civilización más tolerante que la nuestra... ¿cómo haría para ir con ellos? Qué cansada estoy, qué harta de ver tanta injusticia, qué agotada de sentir el dolor que se podría evitar, qué desilusionada y qué hastiada estoy... necesito una esperanza, necesito un rayo de luz, necesito una ilusión... ya, en este momento... para poder seguir viviendo...
El mundo es sencillo si seguimos las normas: vivir y dejar vivir. Pero, ni los que creen firmemente en el líbre albedrío, son congruentes con lo que sienten pues acaban linchando de alguna manera, al que tienen enfrente.
Mi delito es ser catalana. Ya ves, qué cosas. Y vivo en Madrid. Parece ser que, por lo primero, estoy sentenciada a ser humillada y a no ser considerada como una persona "normal" Y en lo segundo, llevo la penitencia.
¡Qué le pasa a este país nuestro, a esta tierra de todos, que está perdiendo el norte? ¿Cómo, después de tantos años de dictadura, nos exponemos al peligro de caer de nuevo en manos de aquellos que han heredado sus miserias? Quiero vivir en Marte o en Júpiter o en el centro de la tierra... ¿no dícen que allí hay una civilización intraterrestre? Seguro que es una civilización más tolerante que la nuestra... ¿cómo haría para ir con ellos? Qué cansada estoy, qué harta de ver tanta injusticia, qué agotada de sentir el dolor que se podría evitar, qué desilusionada y qué hastiada estoy... necesito una esperanza, necesito un rayo de luz, necesito una ilusión... ya, en este momento... para poder seguir viviendo...
jueves, 14 de febrero de 2008
Yo fui uno de ellos...
Mi camino de vuelta, mi reencuentro...
Creo en la reencarnación.
Yo fui uno de ellos.
Laia.
Mariposas al viento...
Así se llevarán las mariposas mis penas...
Así se limpiarán mis ojos de lágrimas.
Así se orearán mis ideas y mis traumas.
Así desaparecerán mis tristezas.
Laia.
Mira el pez...
Mira este pececito... se mueve y espera que le llegue comida... y espera que le limpien el agua... y espera que lo pongan cerca de la luz... es decir, este pececito está indefenso. Sin embargo, si estuviera en su hábitat, tendría armas para defenderse. Pero lo han secuestrado, lo han hundido, lo han retenido en un lugar pequeño que lo asfixia, en un lugar que no conoce... está solo y está a merced del criterio de aquellos que quieran cuidarle... ¡qué dolor! ¡Qué injusticia! Lo llevan a la jungla y esperan que sepa defenderse y encima, ¡conseguirlo!
Laia.
Laia.
Día de los enamorados...
Este es mi lugar secreto. Este es el sitio donde no puede venir a hundirme. Aquí, no podrá vencerme. Estoy en mi rincón privado. Una vez más, me tengo que refugiar en mi oásis particular, el que yo he creado, el que refleja mi interior, el que marca la diferencia. Hoy, día de los enamorados he sabido, que no está enamorado de mí... ¿y qué busco? ¿Por qué me pongo así? Ya lo sabía. Es más, hace muchos, muchos años, ya me lo dijo... además, ¿qué milagro esperaba? Si alguien está enamorado de otra persona y vive con ella, no deja pasar el tiempo sin hacérselo saber...
Hoy, día de los enamorados, una vez más, hemos discutido. Creo que es un memo. Es tonto, en realidad, estúpido. Y también creo que es mala persona. No tuerce su brazo aunque se muera y yo, una vez más, me he llevado un gran berrinche. Sin embargo, cada vez que me doy estos disgustos aprendo algo. Y cada vez hay más frialdad y me quedo más indiferente. No le entiendo y no hace nada para que le entienda...
Me ha dicho una cosa que es auténtica: me ha dicho que lo tengo idealizado y que él es como es... y es cierto... y él se lo pierde. ¡Que le dén!
Este es el plieguecito de mi falda, es el doblez del forro de mi abrigo... es mi casa idealizada... es mi ventana abierta a la LUZ.
Laia.
Los búhos de mis noches...
Hubo un tiempo en que se creía que los búhos daban suerte. Hoy vengo de día así que, me los traigo para que me acompañen y también, para que me ayuden, para que atraigan las venturas a mi vida... y me gusta la imágen, me gustan esos ojitos abiertos y espectantes... como si quedaran pendientes de mis palabras, de mis actos o de mis silencios... ¿me estarán juzgando? ¿Estarán viendo lo que yo veo? ¿Me estarán esperando?
La noche es mi aliada. Pero el día es mi realidad. Los búhos me podrán traer suerte o no, pero de día no los podré ni ver ni oir. Ya no puedo quedarme de madrugada escribiendo, ya no puedo hacerlo pues, si lo hago, me pierdo el día. Tengo que cambiar mis hábitos, tengo que cambiar mi vida. Tengo que nacer de nuevo. Tengo que aprender a andar y a hablar, tengo que encontrar un alma...
Laia.
La noche es mi aliada. Pero el día es mi realidad. Los búhos me podrán traer suerte o no, pero de día no los podré ni ver ni oir. Ya no puedo quedarme de madrugada escribiendo, ya no puedo hacerlo pues, si lo hago, me pierdo el día. Tengo que cambiar mis hábitos, tengo que cambiar mi vida. Tengo que nacer de nuevo. Tengo que aprender a andar y a hablar, tengo que encontrar un alma...
Laia.
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