Llevo un antifaz puesto. Me lo pusieron hace mucho tiempo y no he sabido hasta hace poco, que me lo podía quitar en cualquier momento... ya vés que tonteria...
A través del encaje que cubre mis ojos puedo ver la enfermedad y la maldad, pero también puedo disfrutar de una sombra entre los brillos del sol y de la charla de una piedra, que habla y habla y no la entienden...
Las luces que traspasan el velo que me separa de la verdad, entran con fuerza en el alma y, por eso, aquellos que me lo pusieron, no acaban de conseguir que me crea lo que pretenden...
La vida detrás de un antifaz, la vida detrás de un velo, la vida detrás de un encaje precioso y elaborado... ¡qué vida!
Mi vida, está germinando desde los mismos pies, desde el fondo hasta arriba, desde los sueños hasta la luna, desde mi codo hasta la risa, desde el principio hasta el mismísimo fin...
Laia.
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