Tengo el corazón cosido por mil sitios pero, declaro solemnemente que, tanto él como yo, somos inasequibles al desaliento... y doy gracias por haber sabido coser cuando he tenido que hacerlo... y doy gracias porque, cuando yo no podía, había alguien que lo hacía... y doy gracias por tener hilo, a veces de cualquier color para coser... y aguja adecuada con la que poder hacer el remiendo... En realidad, doy gracias por todo, porque todo, me ha traido aquí, a este punto doloroso que me está enseñando a fabricar serenidad y equilibrio...Laia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario