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domingo, 30 de septiembre de 2007

¡HAY QUE QUEMAR LO VIEJO!

Estoy empezando a vivir otra vida. Sí, ya lo sé... ya se que lo llevo diciendo algún tiempo pero es que, es la verdad. Cada pocos días todo cambia. Y ahora, estoy inmersa en un nuevo giro de mi vida, de mi historia... le dije hace unos días a SeñorSíSeñor después de una discusión que, basándome en el mensaje que él me transmitía con sus palabras y comportamiento severo e intransigente y puesto que no puedo ser ese ser sumiso que le honre desde el silencio y le rinda pleitesía con una sonrísa de agradecimiento, que, hasta que no me necesite para algo, que él haga su vida que yo haré la mia. Al princio, durante un rato, reaccionó intentando chantagearme haciéndose la víctima medio mareada de un culebrón pero, pasados los primeros minutos, todo está transcurriendo como siempre. Él, callado, aguantando estoicamente, desde su punto de vista. Y convencido de que soy nefasta para él. Completamente convencido de que soy mala con él y con su familia y con sus amigos, que tergiverso todo lo que pasa y que malinterpreto lo que sus amigos y familiares me dicen y me hacen porque ninguno me hace nada para dañarme ni ofenderme puesto que todos esos de los que yo me quejo le quieren a él y no harían nada así, que soy yo la que lo complica todo con mi suspicacia... ¿cómo podía estar diciendome todas esas cosas? ¡Pues me las decía! ¿Cómo podía hacer ver que nada había pasado en treinta y un años? ¡Pues lo estaba haciendo! ¿Cómo podía despreciarme tanto? Y muy ofendido y enfadado. Creyendo a pies juntillas que me levanto cada día para hacerle daño, con lo cual, a él no le queda otra que defenderse de mi y de mi manipulación, de mis malos sentimientos y de mi maldad.
Yo, liberada y relajada. Con dolor, con tristeza, con soledad y amargura pero, relajada. Me duele el etómago y la cabeza y ayer no pude comer porque no me entraba la comida. ¡Y me sentí muy contenta! Porque, por fin, me sentía como la mayoría de la gente que, por un disgusto, no pueden probar bocado. Aunque yo sí lo probé, ¿eh? Ya te dije ayer que había salido a cenar con una amiga... y me lo pasé muy bien.
Menudo galimatías. ¡Está convencido de lo que dice! En serio, para él, está diciendo una verdad gigantesca...
Tengo que hacer algo para que el futuro tenga cabida en mi vida. Un futuro amable y cálido.
Tengo que dejar atrás algo, tengo que hacer huecos para que quepan nuevos sentimientos, nuevas sensaciones, nuevas esperanzas...
¡Hay que quemar lo viejo! Porque la vida tiene que brotar...
Laia.

1 comentario:

Francisco Méndez S. dijo...

hola: hay que quemar lo viejo, para que quepan nuevos sentimientos, nuevas sensaciones, nuevas esperanzas...y construirte día a día.
saludos