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domingo, 5 de agosto de 2007

Y ahora... solo yo y nada más que yo...

Estoy contenta. Ya tengo mi reserva hecha para pasar una semanita en un monasterio de Castilla. Estoy emocionada. El año pasado ya estuve en otro pero, una de mis hijas me acompañó y esta vez voy sola así que, será diferente. Me ha dolido un poco que no se haya querido venir conmigo pero, mi vida está en las puertas de dar un gran cambio así que, acepto lo más humilde que puedo todo aquello que parece ser que voy a tener que hacer... ¿A que parece un juego de palabras? Pero no, sólo es la crónica de una realdidad.
Estoy contenta porque ya estoy fuerte y muy cerca de la salud completa. Y ya se, desconocido lector, que no me entiendes así que, te contaré algunas cosas de los últimos años de mi vida. He estado casi un año y medio metida en la cama. Así, sin más. Año y medio dormitando en una cama que era, en el fondo, mi tumba. Siempre he sido una persona muy activa y nunca me ha gustado dejar pasar el tiempo sin algo que hacer. Algo que me gustara, algo agradable o provechoso. Y he estado inscrita en montones de actividades. Y he "llevado" mi casa y a mi familia adelante con amor y con dedicación, con entusiasmo y sin desfallecer. Siempre he sido como una locomotora que tiraba hacia adelante hasta sin combustible. Y conseguí el trabajo que me gustaba y me dediqué a él con la misma energía e ilusión que hacía lo demás pero, un día tuve que dejarlo y SeñorSíSeñor dijo que, con el mismo capricho que lo había cogido, lo estaba dejando. Y lo dejé porque mi casa se había convertido en un caos: la comida que preparaba para que mis hijas comieran al día siguiente, me la encontraba sin que la hubieran tocado y, una no estudiaba y la otra no acudía a sus clases de ballet (una actividad que, aparentemente, la apasionaba). Cuando volvía a casa me encontraba a todos sentados viendo la tele sin hacer la cena, sin hacer sus tareas correspondientes (incluido SeñorSiSeñor) y encima, ofendidos si yo llegaba unos minutos más tarde de lo que acostumbraba a llegar o, me iba con mis compañeros de curro a tomar unas cañas. En fín, ya iré contando más cosas en el futuro pero ahora lo que quería decir es, que por dejar mi trabajo, entre otras cosas, caí en una depresión que me tuvo en la cama casi año y medio. Muchos dicen que la depresión es el síntoma inequívoco de que una persona no quiere enfrentarse a su propia realidad. Estoy de acuerdo: hace mucho que debí decir "Hasta luego Lucas"
Estoy contenta. La última semana de agosto la pasaré en un monasterio de Castilla. Estoy contenta. Después de dos años desde que me levanté de la cama, ya tengo energía suficiente para enfrentarme a lo que me viene... ya me entiendes... y la ilusión empieza a florecer. Y no me asusta pensar que, aunque jamás lo hubiera pensado deseado o esperado, puede que mi vida cambie de rumbo, en busca de alguien que pueda o sepa quererme.
Lo necesito.
Laia.

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