Pongo esta imágen de una bailarina porque mi hija fue una de ellas. Me dijeron que la apoyara porque valía... pero algo pasó, algo que nunca he sabido y lo dejó de repente. Nunca ha querido decírmelo. Nunca he podido averiguar la causa. Pero algo muy duro le pasó entonces. Y ahora, lleva cuatro días llorando por un hombre que le prometió amor, que le pidió que confiara en él... y ella, dejó poco a poco sus temores y sus miedos para acabar herida...
Es mi niña, mi propia sangre... es un trozo de mi vida. Y no puedo evitar llorar por ella.
Yo también tengo mis cicatrices. Mis sueños aplastados uno a uno... espero que, para ella, sea el primero y el último.
Laia.
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