
Me gusta venir a escribir a este blog secreto... me gusta compartir y sollozar entre las paredes virutales de esta casa, que he hecho con miedos pero con mucho amor... me gusta dejar mis lágrimas sobre esta lámina que, poco a poco, se convierte en cuadro... me gusta escuchar el silencio mientras las teclas van haciendo su trabajo... me gusta pensar que estoy a punto de saber algo bonito, algo intenso y emotivo... me gusta soñar que está a punto de sonar el timbre de la puerta y que, al abrirla, la más grande de las sorpresas me estará esperando...
SeñorSíSeñor, es mediocre, éso ya lo sabemos pero esta noche vengo a decírte que, además, es una vieja y patética réplica de su señora madre y del mundo del que proceden...
¿Cómo he podido estar tan equivocada durante tanto tiempo? ¿Cómo he podido inventarle tantas virtudes y creerlo durante tantos años?
¿Cómo he podido quererle a él más que a mi?

Encima, le tengo que dar las gracias: me está ayudando a dejar de quererle mucho más rápido de lo que hubiera podido hacerlo yo sola.
Anoche, por primera vez en mi vida estuve vomitando. Toda una hora. Sin parar. Hoy me duele el cuello, las mandíbulas, los lados del estómago... y también el corazón, una vez más.
Vino a ver qué me pasaba, vio que estaba vomitando y se fue a la cama. Cuando me recuperé un poco, me hice una manzanilla y me la tomé sorbito a sorbito mientras el estómago se aplacaba. Envuelta en una manta, porque me dio una tiritona, se me fue pasando y, no sé a qué hora, me fui a la cama a descansar...
Hoy, me he sentido algo rabiosa con el mundo. ¿Por qué? No lo sé, la verdad pues, no debería sorprenderme que, después de la bronca del jueves pasado, no fuera capaz de dejar a un lado las rencillas, la soberbia, el rencor y demás orgullos absurdos para acompañarme en un momento tan malo como el que viví anoche...
No es que sea terco, que también, es que, es mala persona. Así sin más. ¿Qué hubieras hecho tú? ¿Le hubieras hecho la manzanilla a tu mujer/marido y le hubieras acompañado o sujetado la mano o la frente? Dá igual. No importa lo que hubieras hecho tú, no te pondré más en el compromiso...
Lo que me importa en este momento de soledad es que yo sí lo hubiera hecho.
Y peor aún es, que yo lo necesitaba.
Y se fue a la cama.
Laia.
1 comentario:
Animo amiga, cuidate mucho
Un abrazo y un beso
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